Un empresario ha destinado millones en lo que se perfila como uno de los proyectos más ambiciosos de la agroindustria en los últimos años. La iniciativa se centra en la construcción de un tambo de última generación que promete revolucionar la producción lechera en América Latina.
Ubicación Estratégica y Enfoque Innovador
En la localidad de Arenaza, partido de Lincoln, provincia de Buenos Aires, la familia Duhau está llevando a cabo la construcción del tambo más tecnificado de América Latina. Este proyecto, que incorporará 96 robots de ordeño, tendrá capacidad para albergar a 6000 animales de la raza Holando Argentino. Se espera que las operaciones comiencen al 100% a finales de este año.
Liderado por Alberto Duhau, el proyecto busca combinar escala, eficiencia productiva, bienestar animal y sustentabilidad ambiental. Se prevé el uso de energía solar y la reutilización de efluentes, con el objetivo de posicionar al grupo como uno de los mayores productores lecheros del país.

El Grupo Duhau actualmente opera cuatro tambos, dos de los cuales funcionan bajo un sistema pastoril. Este esquema involucra a 2500 vacas ordeñadas en un campo de 4000 hectáreas, donde se combina la actividad con la agricultura, el acceso a pasturas y un manejo tradicional. Sin embargo, la empresa reconoce las limitaciones productivas de este modelo, incluyendo un mayor desgaste para el animal, un desperdicio de alimento que puede alcanzar el 20% y una menor eficiencia en la conversión de maíz a leche.
Inversión Estratégica y Visión de Futuro
“Sabíamos que esto venía y que había que hacer la inversión, que es mayor que el valor del campo. No es una inversión fácil, ni algo que puedo hacer todos los años, pero lo teníamos planeado hace tiempo. Era un buen momento en el negocio de la leche”, señaló Duhau, estimando que la inversión total superará los US$50 millones. Con este proyecto, Duhau anticipa que se convertirán en los productores más grandes del país.
Se utilizarán robots de la marca holandesa “Lely”. Duhau conoció este tipo de sistemas en Estados Unidos, Canadá y Chile, donde observó cómo la tecnología transformaba el manejo de la lechería. Esta experiencia lo convenció de que Argentina debía avanzar en esa dirección, buscando aumentar la eficiencia, reducir el estrés animal y mejorar la calidad de la leche. Un ejemplo de esto es la reducción de la temperatura en el galpón, que disminuye en 5°C.
Las vacas ingresan voluntariamente al robot un promedio de 2,7 veces al día para ser ordeñadas, motivadas por una mejor ración de comida. El robot realiza una selección crucial, separando a las vacas que producen leche comercial de aquellas que aún están produciendo calostro, que tienen antibióticos u otra condición médica. La empresa aspira a industrializar la leche y completar toda la cadena productiva.
Beneficios Productivos y Ambientales
Un tambo con animales estabulados puede aumentar su producción de 30 a 40 litros por día, ya que la vaca convierte el alimento en leche de manera más eficiente. Este sistema, incluso estabulado, requiere menos mano de obra que el pastoril.
La inversión, según Duhau, asciende a unos 8000 dólares por vaca. “Para nosotros tomar la decisión no fue fácil. Se va estudiando y llega un momento en el que hay que tratar de pisar el acelerador. Y lo hicimos. Esta es la versión más costosa y más tecnificada, porque tiene piso de cemento, todo con flush, un sistema de lavado automático, y la vaca está en una cama de arena. Hay otros tambos, donde todo el piso es de tierra y es más económico, porque no hay que lavar tanto. Este, además, es robótico”, detalló.
La raza Holando Argentino, presente en el tambo, tiene un rango de confort entre 10 y 20 grados. Cuando la temperatura supera este límite, los animales experimentan estrés térmico. Duhau enfatiza la importancia de mantener a las vacas bajo sombra, lo que refuerza la lógica del sistema estabulado, diseñado para maximizar el bienestar animal y la productividad.
La leche producida también es de mayor calidad. En un tambo convencional, la leche se acumula en un tanque y puede tardar hasta dos horas en enfriarse antes de ser recogida por el camión. En contraste, este sistema enfría la leche en línea, alcanzando la temperatura ideal en solo dos minutos, para luego ser bombeada directamente al camión. Al reducir el tiempo de reposo y la manipulación, se disminuye la carga bacteriológica, lo que abre la posibilidad de destinar la leche a usos más exigentes, incluso en la industria farmacéutica.
Bienestar Animal y Sustentabilidad
“Este es un hotel cinco estrellas para las vacas. Hay gente que dice: pobres vacas, las van a meter en un galpón, pero no es así, es exactamente lo contrario. Apuntamos siempre al bienestar animal. El galpón tiene un sistema automático de ducha y ventilación para bajar la temperatura ambiente y del animal”, explicó Duhau.
La apuesta productiva, que comenzará con una etapa de prueba con 500 animales en un primer galpón el próximo mes, se gestó hace dos años. “No me gusta dormir la siesta ni estar inactivo, y mis hermanos son iguales”, reconoció Duhau. Esta inquietud, combinada con la convicción de que la lechería argentina necesitaba un avance tecnológico, impulsó el proyecto, que se lleva a cabo con un equipo de expertos.
El proyecto también incorpora un enfoque ambiental. El estiércol se recolecta y se utiliza como fertilizante, cerrando un ciclo productivo más eficiente. Además, se generará electricidad a partir de energía solar, reduciendo la huella del establecimiento. En el futuro, la planta de energía podría proveer
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