La historia de la gran masacre de mascotas en Londres durante los inicios de la Segunda Guerra Mundial es una de las más trágicas y menos conocidas de aquel periodo. Hilda Kean, historiadora británica, ha dedicado un libro a este episodio, que califica como uno de los más crueles y traumáticos que vivió Gran Bretaña en aquellos momentos, mucho antes del Blitz. Este suceso ha sido denominado “La Gran Masacre de Perros y Gatos”.
Contexto histórico
En agosto de 1939, los periódicos británicos ofrecían un panorama sombrío, lleno de predicciones ominosas, a medida que se acercaba el estallido de la guerra. La última semana de agosto, justo antes de que los soldados nazis invadieran Polonia, los lectores se toparon con un folleto que heló la sangre a muchos. Este documento, que se distribuyó el 28 de agosto, contenía un mensaje impactante para los dueños de mascotas.
El folleto y sus implicaciones
El folleto, aprobado por el Ministerio de Seguridad Interior y redactado por el National Air Raid Precautions Animals Committee (NARPAC), ofrecía consejos a los propietarios de animales. Su mensaje era claro: “Si es posible, envíen o lleven sus animales domésticos al campo antes de que se produzca una emergencia. Si no pueden dejarlos al cuidado de vecinos, lo más compasivo es sacrificarlos”. Este mensaje se difundió a través de casi todos los diarios de Gran Bretaña y fue incluso transmitido por la BBC.

Además, el folleto anunciaba un instrumento para la “destrucción humanitaria” de animales de compañía, una pistola de perno cautivo utilizada comúnmente en el sacrificio de ganado. Clare Campbell, autora de un libro sobre el tema, describe este anuncio como un impacto profundo en una sociedad que ya se preparaba para la guerra.
El impacto inmediato
El impacto del folleto fue inmediato. Al día siguiente de su publicación, se comenzaron a ver dueños de mascotas llevando a sus animales a ser sacrificados. Se estima que, solo en la primera semana tras el inicio del conflicto, se acabó con la vida de aproximadamente 400,000 animales en Londres. Este número ha sido objeto de debate, con algunas estimaciones que sugieren que el total de animales sacrificados podría haber alcanzado los 750,000.
Las autoridades británicas no ordenaron explícitamente el sacrificio de mascotas, pero el miedo a la guerra, los racionamientos y la escasez de alimentos llevaron a muchos a tomar decisiones drásticas. La psicosis generada por la inminente guerra hizo que las personas se amontonaran frente a clínicas veterinarias, formando largas colas para sacrificar a sus animales.
Motivos detrás de la masacre
El sacrificio de mascotas fue impulsado por el miedo a la escasez de alimentos y la posibilidad de que los animales sufrieran durante los bombardeos. Muchas personas consideraban que, en tiempos de guerra, mantener una mascota era un lujo inapropiado. Algunos dueños, preocupados por el bienestar de sus animales, optaron por sacrificarlos en lugar de arriesgarse a que pasaran hambre o sufriesen durante los ataques aéreos.
La situación se tornó aún más crítica cuando, tras el inicio de los bombardeos, se prohibió el acceso de animales a los refugios antiaéreos, lo que complicó aún más la vida de aquellos que intentaban mantener a sus mascotas con vida.
Reacciones y oposición
La masacre de mascotas no fue universalmente aceptada. Organizaciones de defensa de los animales, como el PDSA y la RSPCA, se opusieron a la matanza y abogaron por alternativas menos drásticas. La duquesa de Hamilton fue una de las figuras más activas en la búsqueda de soluciones, intentando crear una red de hogares en el campo dispuestos a acoger a perros y gatos. Ella llegó a emitir un mensaje por la BBC pidiendo voluntarios para rescatar mascotas abandonadas.
A pesar de las dificultades, algunas organizaciones lograron mantener con vida a miles de animales durante la guerra. El Hogar para Perros y Gatos de Battersea, por ejemplo, alimentó a 145,000 perros a lo largo del conflicto.
Reflexiones finales
La gran masacre de mascotas en Londres es un recordatorio sombrío de las decisiones difíciles que las personas enfrentan en tiempos de crisis. La combinación de miedo, racionamiento y la percepción de lo que significa tener una mascota en tiempos de guerra llevó a una tragedia que marcó a toda una nación. Esta historia, aunque dolorosa, es una parte importante de la memoria colectiva y la historia de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial.
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