El Ministerio de Defensa ha expresado su descontento por los retrasos en la entrega del blindado 8×8 Dragón, un proyecto considerado clave para el Ejército. En un comunicado, el ministerio ha anunciado su intención de tomar “las acciones oportunas” contra el consorcio Tess Defence, liderado por Indra y con la participación de Escribano, Sapa y Santa Bárbara Sistemas, debido a los repetidos aplazamientos en la entrega del nuevo vehículo de combate de infantería. Este proyecto se ha extendido por casi dos décadas.
Este anuncio se produce tras una reunión este martes entre la ministra de Defensa, Margarita Robles, la secretaria de Estado, Amparo Valcarce, y el teniente general jefe de Estado Mayor del Ejército, Amador Enseñat, con el presidente de Indra, Ángel Escribano. El clima de la reunión, según se desprende de la firmeza de la nota pública, fue tenso.
Además del presidente Escribano, por parte de Indra también estuvieron presentes el CEO, José Vicente de los Mozos, y el director de tecnología, Manuel Escalante. Tras la reunión, Defensa se refirió a un “incumplimiento” en su comunicado, siendo esta la primera vez que utiliza este término en relación con el proyecto del vehículo, que es fundamental para el Ejército.

Paciencia desbordada
El Ministerio de Defensa parece haber agotado su paciencia tras varias advertencias previas de la ministra. Estas advertencias se realizaron durante la pasada Pascua Militar y en diversas comparecencias en el Congreso, donde Robles enfatizó la necesidad de que las empresas “cumplan sus plazos”. Más recientemente, durante la botadura de una nueva fragata, hizo referencia a “las empresas que sí cumplen”.
Consultados por este medio, portavoces de Escribano, Indra y Santa Bárbara han preferido no realizar comentarios, optando por un silencio ante la reprimenda de Defensa.
Para el equipo formado por Robles y Valcarce, el 8×8 Dragón es un proyecto de gran importancia. A pesar de la controversia política, las críticas del PP por los retrasos, un aumento de 420 millones de euros en el presupuesto, problemas técnicos pendientes y los continuos retrasos en la entrega de unidades, el ministerio ha defendido tres razones principales para considerar este programa como un modelo: un alto porcentaje de producción nacional, la necesidad de acuerdos entre empresas para abordar desafíos de innovación y la generación de inversión y empleo a lo largo de un eje norte-sur en España, involucrando a unos 400 proveedores españoles.
De los 348 vehículos previstos en una primera fase, con una inversión de más de 1.700 millones de euros (de un total de 1.000 dragones contemplados en el programa), un centenar debían haber sido entregados el año pasado. El incumplimiento de esta entrega provocó una primera reunión tensa con el consorcio constructor. Defensa facilitó entonces que Indra tomara el control de la alianza Tess Defence, lo que se concretó en junio pasado.
Contínuos retrasos
La necesidad de un nuevo blindado de combate para la infantería y los zapadores surgió tras un atentado en el Líbano contra un blindado medio sobre ruedas de los cascos azules españoles, en el que fallecieron seis paracaidistas debido a la escasa protección del vehículo BMR.
El gobierno de Zapatero ordenó la búsqueda de un vehículo que reemplazara a estos blindados, que ya eran antiguos y aún estaban en uso. Sin embargo, el proyecto se estancó con la crisis económica. El proyecto tecnológico no se licitó hasta 2015, durante el gobierno de Mariano Rajoy, y la producción no se contrató hasta 2020, ya bajo el gobierno de Pedro Sánchez. Tres años después, su presupuesto inicial de 2.100 millones aumentó en 420 millones.
En la industria de la defensa, se han justificado estos retrasos y el aumento de costos argumentando las exigentes certificaciones del Ejército y las continuas nuevas exigencias de capacidades para el blindado, lo que encarece y ralentiza su fabricación. Sin embargo, fuentes militares señalan que el problema radica en un exceso de peso en el blindaje, que casi impidió el transporte aéreo del Dragón, así como en problemas de integración en su motorización, posiblemente derivados del peso.
El Dragón es uno de los blindados de infantería más grandes del mercado. Amparo Valcarce lo describió como “el blindado más moderno y potente del mundo” en una comparecencia parlamentaria. El diseño original contemplaba no solo el transporte de tropas en la línea de frente y el combate contra otros vehículos, sino también su función como vehículo nodriza, conectado con el puesto de mando y los soldados desplegados, así como con otros dragones, en una red de consciencia situacional en el campo de batalla.
El proyecto se ha visto afectado por la ruptura comercial y tecnológica de España con Israel. Los blindados equipados para la lucha antitanque no llevarán misiles Spike, y se deberán cambiar elementos del blindaje y uno de los sistemas de comunicaciones por radio, que también se compraban en Israel.
El proyecto del blindado, que se fabrica en un eje geográfico que abarca desde Guipúzcoa hasta Sevilla, pasando por Asturias y Madrid, genera 1.500 empleos. Los retrasos, las posibles sanciones y la petición del PP de cancelar el programa ponen en peligro uno de los objetivos de Tess: acceder al selecto grupo industrial con autoridad en el diseño de vehículos blindados de guerra.
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