La Comisión Europea ha presentado este miércoles los tratados que consolidarán finalmente el acuerdo de Mercosur, así como la ampliación y modernización del existente con México. Estos pactos buscan establecer un mercado significativo, ya que el de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) creará la mayor zona de libre comercio del mundo, con más de 700 millones de consumidores, además de fortalecer las alianzas geoestratégicas de Europa en un contexto de inestabilidad política mundial y de repliegue estadounidense bajo la presidencia de Donald Trump.
“Nuestros acuerdos con Mercosur y México son hitos importantes para el futuro económico de la UE”, ha destacado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. En 2023, la UE exportó a los cuatro países bienes por 56.000 millones de euros y servicios por otros 28.000 millones. México es el segundo mayor socio comercial de Latinoamérica, con exportaciones anuales europeas por más de 70.000 millones de euros.
“La UE ya es el mayor bloque mundial de comercio y estos acuerdos cimentarán esa posición”, confía la jefa del Ejecutivo comunitario. Son acuerdos que, según el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, “desbloquearán el acceso a nuevos mercados, mejorarán la competitividad global de las empresas europeas y proporcionarán una ventaja inicial en la dinámica región latinoamericana”.
España, que ha impulsado las negociaciones con la región latinoamericana, ha calificado este avance como un “paso decisivo” para la adopción final de un acuerdo que “refuerza la posición de la UE en el comercio internacional” y consolida a los países del Mercosur y México como “aliados estratégicos en un momento crucial del panorama geoeconómico internacional”, según fuentes del Ministerio de Economía.
Bruselas espera que el acuerdo con Mercosur permita aumentar las exportaciones europeas un 39% (49.000 millones de euros), lo que sostendría casi medio millón de puestos de trabajo en la UE. Se reducirán aranceles considerados “prohibitivos” en productos industriales clave para Europa, como los coches (con un gravamen actual del 35%), la maquinaria (entre 14% y 20%) o los productos farmacéuticos (14%).
La Comisión también destaca los beneficios para el sector agroalimentario, que podría crecer casi un 50% en exportaciones, gracias a la reducción de altos aranceles en productos europeos clave como el vino (35%), el chocolate (20%) o el aceite de oliva (10%).
Con el objetivo de que el tratado entre en vigor durante la presidencia brasileña de Mercosur, que termina a finales de año, la Comisión ha preparado un acuerdo interino que se centra en los elementos comerciales, sobre los que tiene competencia exclusiva, y que puede comenzar a aplicarse una vez que el Consejo le dé su visto bueno y reciba el consentimiento de la Eurocámara. Esto permitirá más tiempo para que el tratado final siga el proceso de ratificación nacional.
Afianzar alianzas en un mundo impredecible
No solo se busca salvaguardar intereses comerciales: en un contexto donde el Estados Unidos de Donald Trump está desmantelando la arquitectura comercial y política que sustentó el orden mundial tras la II Guerra Mundial, Europa busca afianzar alianzas con socios que comparten valores democráticos y ofrecen “predictibilidad”. “En tiempos de incertidumbre y disrupción, queremos aliados fiables”, se enfatiza desde la Comisión Europea.
“En el actual complicado contexto geopolítico, Europa más que nunca necesita alianzas con socios en los que puede confiar”, ha señalado la alta representante para Política Exterior, Kaja Kallas, quien considera que estos acuerdos representan un “paso estratégico para la influencia global europea”.
Frenar la amenaza china
Además, se busca evitar que América Latina caiga bajo la influencia de China, que ha estado expandiendo su presencia en el continente. La UE ha perdido su posición como primer proveedor de bienes a la región de Mercosur, que ahora ocupa el gigante asiático. Sin el acuerdo presentado, los lazos con la región podrían verse gravemente afectados, y los aliados sudamericanos podrían inclinarse hacia Pekín.
La urgencia de aprobar el Mercosur, tras casi tres décadas de negociaciones, se debe a la convicción de Bruselas de que es un momento crítico y que los países sudamericanos podrían distanciarse de la UE si el pacto se frustra nuevamente por intereses políticos nacionales.
Este mensaje se dirige a países como Francia o Polonia, que han expresado reservas sobre el avance del Ejecutivo europeo. Sin embargo, se confía en que los elementos presentados sean suficientes para disipar las dudas y excusas que puedan surgir.
Un innovador mecanismo de vigilancia
Un elemento clave es el instrumento adicional, que será legalmente vinculante y que la Comisión ha presentado junto a los tratados para reforzar las salvaguardias ya establecidas en el acuerdo con Mercosur. Este mecanismo, sin precedentes, busca manifestar el “compromiso político” de la Comisión como garante de las salvaguardias para proteger a los sectores más sensibles en caso de distorsiones del mercado.
El instrumento obligará a la Comisión a vigilar de cerca la evolución en los mercados de productos sensibles y a informar regularmente a los Estados miembros y al Parlamento sobre la situación. También compromete al Ejecutivo europeo a actuar de manera rápida y predecible si se detecta una distorsión del mercado para garantizar que las salvaguardias acordadas sean implementadas. “Hemos escuchado muy atentamente las inquietudes de todos”, ha asegurado Sefcovic.
Estas garantías adicionales parecen haber tenido un impacto positivo. Aunque se revisarán los detalles del instrumento y otras garantías, el ministro delegado de Comercio francés, Laurent Saint-Martin, ha indicado que van en el “buen sentido” para París, que ha sido un obstáculo para avanzar en el Mercosur. Italia también ha señalado que evaluará las “garantías adicionales” antes de decidir su postura, lo que ha llevado al primer ministro polaco, Donald Tusk, a reconocer que no parece que Polonia vaya a lograr su objetivo de bloquear el acuerdo.
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