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Argentina da un paso clave contra el narcoterrorismo en la región

La Argentina ha dado un paso significativo en la lucha internacional contra el narcoterrorismo al declarar al Cártel de los Soles como organización terrorista. Esta decisión no es solo un gesto diplomático, sino un reconocimiento oficial de que Nicolás Maduro y su gobierno son la cabeza visible de una estructura criminal que combina narcotráfico, terrorismo y represión política. Con esta medida, Argentina se une a Estados Unidos, Paraguay y Ecuador, quienes ya habían tomado una determinación similar, en un momento en que la comunidad internacional intensifica sus acciones contra el régimen chavista.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC) no solo designó al Cártel de los Soles como “Organización Terrorista Global Especialmente Designada”, sino que también duplicó la recompensa por la captura de Maduro, llevándola a 50 millones de dólares, cifra que supera la ofrecida por Osama Ben Laden. Esto refleja la magnitud de la amenaza: Maduro es considerado un criminal buscado al mismo nivel que los líderes terroristas más peligrosos del mundo.

La contundencia de la decisión argentina se evidenció en la rápida reacción de Washington. El Secretario de Estado Marco Rubio informó a Donald Trump que Argentina se sumaba a la coalición internacional contra el narcoterrorismo, lo que indica un alineamiento claro con aquellos que entienden que la seguridad regional depende de enfrentar a regímenes criminales como el chavista.

Durante años, se intentó minimizar la existencia del Cártel de los Soles, presentándolo como un mito. Sin embargo, investigaciones judiciales y documentos de inteligencia confirman que es una organización real que mueve anualmente unas 500 toneladas de cocaína, representando una cuarta parte de la producción mundial, utilizando al Estado venezolano como plataforma de operaciones. El nombre del cartel, que se refiere a las insignias de los generales de la Guardia Nacional Bolivariana, subraya su origen militar.

Maduro es señalado como el líder máximo de este entramado. Según la justicia estadounidense, participó en una conspiración narcoterrorista junto a las FARC, ordenó el suministro de armas a dicha organización y coordinó operaciones internacionales de tráfico de cocaína. La alianza con guerrillas colombianas y grupos extremistas como Hezbollah confirma la naturaleza híbrida del régimen, que combina dictadura, mafia y organización terrorista.

Los efectos de este entramado no se limitan a Venezuela. Argentina ha detectado redes de lavado de dinero vinculadas al Cártel de los Soles y ha desarticulado células del Tren de Aragua en varias provincias. Además, el caso del gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido y desaparecido en Venezuela, evidencia que no se trata de un problema lejano, sino de una amenaza que afecta directamente al país.

En mayo de este año, la Fundación Apolo presentó una denuncia en la justicia argentina contra redes de espionaje ilegal vinculadas al chavismo que operaban en el país para hostigar a exiliados venezolanos y perseguir a críticos del régimen. Esto demuestra que el peligro no es una abstracción; el chavismo actúa en Argentina, infiltra instituciones y busca protegerse internacionalmente mientras oprime a su pueblo y expande su negocio criminal.

La medida del Gobierno nacional es más que un acto de política exterior; es una cuestión de seguridad nacional. Congelar activos, bloquear rutas financieras y perseguir operadores en el territorio es esencial para evitar que Argentina se convierta en refugio de criminales internacionales.

La dimensión regional de esta decisión es significativa. Mientras algunos gobiernos, como el de Gustavo Petro en Colombia, eligen relativizar el problema, Argentina marca un camino. La contradicción entre el negacionismo de ciertos líderes y la evidencia de las investigaciones muestra que ya no se puede ocultar la verdad.

Enfrentamos una hidra criminal: el Cártel de los Soles como cerebro estratégico, el Tren de Aragua como músculo territorial, y las guerrillas y Hezbollah como aliados. Atacar una sola parte del problema no es suficiente; es necesario desmantelar el entramado en su totalidad.

Llamar a las cosas por su nombre es el primer paso para resolverlas. Hoy, al reconocer al Cártel de los Soles como lo que es, una organización terrorista, Argentina comienza a saldar una deuda con su propia seguridad y con la libertad de los pueblos de la región.

Abogado y legislador porteño

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