El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) está trabajando en la creación de una base de datos exhaustiva de personas desaparecidas en democracia en Argentina. Esta iniciativa busca subsanar la falta de un mecanismo estatal que permita cruzar información sobre restos óseos no identificados (N.N.) y denuncias de desapariciones a nivel nacional.
La ausencia de este sistema ha dificultado y retrasado la identificación de personas desaparecidas en el país, como lo demuestran varios casos emblemáticos.
El caso de Diego Fernández Lima
Recientemente, el EAAF logró identificar los restos de Diego Fernández Lima, un adolescente de 16 años desaparecido desde el 26 de julio de 1984. Los restos fueron hallados cerca de la que fuera la casa de Gustavo Cerati. El fiscal Martín López Perrando solicitó la intervención del EAAF, expertos en la búsqueda de personas desaparecidas y la identificación de restos sin identificar. Analía Simonetti, coordinadora del laboratorio del EAAF, declaró a LN+ que “nosotros vemos en los huesos”.

La identificación de Diego fue posible gracias a la difusión del caso, que permitió a sus familiares reconocer similitudes con el joven, al contacto de un sobrino con el EAAF y a la disposición de la madre de Diego a proporcionar una muestra de sangre para el análisis de ADN. La compatibilidad entre el ADN de la madre y los restos óseos confirmó la identidad de Diego.
Mariana Segura, arqueóloga y directora para Sudamérica del EAAF, señaló que la recuperación de la identidad de Diego fue una excepción, ya que los casos resueltos “los podemos contar con los dedos de la mano”.
La necesidad de una base de datos federal unificada
Actualmente, no existe un registro oficial de la cantidad de personas desaparecidas en democracia en Argentina. Las cifras disponibles son estimaciones que podrían no reflejar la realidad.
Tras el caso de Diego, el EAAF recibió 22 llamados de familiares buscando información sobre sus seres queridos desaparecidos. Seis de estos casos eran desconocidos, es decir, no estaban registrados en el sistema de búsqueda que el equipo ha estado construyendo durante los últimos diez años.
El objetivo del EAAF es crear una base de datos federal unificada que permita cruzar información sobre personas buscadas y cadáveres no identificados en todo el país. Esta base de datos permitiría generar hipótesis de identidad al comparar características como tatuajes u otras señas particulares.
Hasta la fecha, la base de datos del EAAF contiene alrededor de 5500 registros de hallazgos de cadáveres sin identidad (N.N.) y 6600 registros de personas desaparecidas en democracia. Los datos se obtienen de fuentes documentales de entidades gubernamentales federales y provinciales, organizaciones civiles y relevamientos directos de información en prensa, páginas web y redes sociales.
Sin embargo, el registro es reciente y no es retroactivo en relación con casos que el equipo ya ha trabajado previamente. Según Segura, “solo sabemos que son miles” las personas desaparecidas.
Antecedentes del EAAF en casos de desapariciones en democracia
Aunque el EAAF es reconocido por su trabajo en la identificación de personas desaparecidas durante la última dictadura militar, su intervención en casos de desapariciones en democracia se remonta a 1986, con el caso del carnicero de San Andrés de Giles. Posteriormente, el equipo trabajó en causas de femicidios y en los casos de Ciudad Juárez en México.
El EAAF tomó consciencia de la ausencia de un mecanismo estatal alrededor de 2016, cuando fue consultado por el Ministerio de Seguridad para la creación del Sistema Federal de Búsqueda. Segura expresó que “¿Cómo puede ser que, con la experiencia que tuvo este país en búsqueda de personas e identificación de cadáveres [en dictadura] tengamos, a partir de la democracia, cero mecanismos de identificación? Es una deuda enorme”.
Casos que evidenciaron las falencias del sistema
El caso de Luciano Arruga, un joven de 16 años desaparecido en 2009, reveló la falta de vinculación entre causas judiciales paralelas. Su cuerpo fue hallado como N.N. en el Cementerio de la Chacarita tras ser atropellado, pero la conexión con su desaparición no se realizó hasta años después.
De manera similar, los casos de Mariela Tasat y Salomé Valenzuela mostraron cómo la falta de información y la falta de actualización de datos impidieron la identificación de sus cuerpos, que fueron enterrados como N.N. durante años.
El EAAF también ha intervenido en casos emblemáticos sin resolución, como el de María Cash, quien fue vista por última vez en 2011.
El trabajo del EAAF y la búsqueda colectiva
En sus oficinas en la exESMA, el EAAF lleva adelante un trabajo minucioso para identificar los restos óseos de personas sin nombre. Alejandro Vázquez y Florencia Bustamante analizan los huesos, buscando información sobre la vida y la muerte de cada individuo.
Este año, el EAAF tiene al menos 93 expedientes de personas desaparecidas. El proceso de identificación de un cadáver es complejo y consta de diversas etapas, incluyendo radiografías, limpieza, inventario, perfil biológico y toma de ADN.
Cuando se busca a una persona desaparecida, los familiares son contactados por el equipo, se les realiza una entrevista y se les toma una muestra de sangre para su inclusión en un banco forense de datos. Este proceso permite la “búsqueda colectiva” de familiares de todo el país.
El EAAF espera que, con la colaboración estatal, se pueda conformar una mesa de trabajo conjunta con diversos organismos para avanzar en la identificación de personas desaparecidas en Argentina.
Cómo contactar al EAAF
Si tiene un familiar desaparecido entre 1983 y la actualidad, puede contactar al Equipo Argentino de Antropología Forense a través de:
Fuente original: ver aquí