El Gobierno reactivó esta semana los trabajos de dragado en un tramo del Plan Maestro del Río Salado, una obra clave para mitigar las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. La intervención se realiza en el tramo comprendido entre la ruta nacional 205 y la localidad de Ernestina, en el partido de 25 de Mayo.

Productores de la zona han manifestado su preocupación por la situación de un puente ubicado en Roque Pérez, sobre la misma ruta 205, que según afirman, actúa como un “tapón” que impide el correcto desagüe del agua acumulada. Ante esta inquietud, fuentes oficiales confirmaron que se está llevando a cabo un análisis técnico para evaluar la factibilidad de construir un canal aliviador que facilite el escurrimiento del agua.

Reanudación de la obra y reclamos del sector agropecuario

La reactivación de la obra, que había sido paralizada en febrero, fue anunciada tras una reunión entre funcionarios nacionales y representantes de la Mesa de Enlace, una de las principales entidades del sector agropecuario. La intervención abarca 33,4 kilómetros de cauce entre el cruce con la ruta 205 y Ernestina, y responde a un reclamo histórico del sector.

Dragado clave contra inundaciones en Buenos Aires: Gobierno reactiva obra
*Imagen referencial generada por IA.

Sin embargo, productores con campos linderos al río Salado señalan que, si bien la reanudación del dragado es una noticia positiva, el principal obstáculo para evitar inundaciones sigue siendo el puente de la ruta 205. La estructura actual, según explican, no permite el paso del gran volumen de agua acumulada tras meses de intensas lluvias.

El puente de la ruta 205: un cuello de botella

Ignacio Iturriaga, productor de la zona con el 90% de su campo anegado, describe la situación como un embudo: “Es como si entrara por un caño enorme y saliera por una manguera: nunca va a alcanzar”. Según Iturriaga, la luz del puente (la distancia entre los apoyos de la construcción) es de apenas 120 metros, y la profundidad no supera 1,20 metros, lo que genera un freno al escurrimiento natural del río Salado.

“La única manera real de descomprimir ese tapón es ampliar el paso de agua del puente. Si no se interviene ahí, el nivel va a seguir igual por más dragado que se haga aguas arriba”, advierte Iturriaga.

Gestiones y posibles soluciones

Ante esta situación, los productores de la zona han comenzado a realizar gestiones para plantear la problemática a las autoridades. Iturriaga ha mantenido contacto con la Secretaría de Agricultura de la Nación, y posteriormente con funcionarios técnicos de la Secretaría de Infraestructura, quienes tomaron nota de la situación y del pedido para evaluar la construcción de un canal aliviador como alternativa transitoria, mientras se avanza con el proyecto de un nuevo puente.

Fernando Agustinelli, otro productor con campos en el tramo crítico entre Ernestina y la ruta 205, coincide en que el puente actual ha quedado chico para el caudal que debe evacuar, generando un cuello de botella que impide el correcto escurrimiento del agua. Agustinelli señala que la situación en la zona ha dejado de depender solo de las lluvias locales, y que el nivel del río varía en función de lo que ocurre aguas arriba.

La propuesta del canal aliviador

La alternativa que impulsan los productores es la construcción de un canal aliviador o bypass lateral, que permitiría aumentar significativamente la capacidad de desagüe mientras se avanza con el proyecto del nuevo puente. Según Iturriaga, ingenieros de las empresas involucradas estiman que el trabajo podría completarse en apenas dos días.

“Con dos pasadas de entre 50 y 60 metros, más profundas, se duplicaría el volumen de agua que hoy atraviesa el puente. Técnicamente es sencillo y rápido de hacer”, asegura Iturriaga.

En el Gobierno aseguran que el pedido ha sido tomado en cuenta y que los equipos técnicos están analizando la factibilidad de la construcción del canal aliviador.

Expectativas y preocupación

Mientras tanto, los productores de la zona aguardan una solución que permita mitigar el impacto de las inundaciones en sus campos. “Estoy expectante. Por más que reanuden todas las dragas, si no actúan sobre el puente, el agua va a quedar exactamente igual. No cambia nada”, concluye Iturriaga.

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