En Mar del Plata, Patricia Kadgien y Juan Carlos Cortegoso, un matrimonio investigado por la Justicia, entregaron a la Justicia Federal el cuadro “Retrato de Dama”: la obra, de más de 300 años, está denunciada como robada por fuerzas nazis a Jacques Goudstikker, un coleccionista holandés, durante la Segunda Guerra Mundial. La pareja, residente de esta ciudad, enfrenta acusaciones de encubrimiento de contrabando.
El Retrato de Dama, robado por los nazis y hallado en Mar del Plata
El cuadro “Retrato de Dama” es una obra del pintor italiano Giusseppe Ghislandi que fue sustraída a Jacques Goudstikker durante la Segunda Guerra Mundial. La Agencia de Patrimonio Cultural de Países Bajos tiene un amplio listado de esas piezas faltantes entre las que se encuentra “Retrato de Dama”, mientras que herederos de Goudstikker reclaman la devolución de la obra. La aparición de la pintura en Mar del Plata, en posesión de Patricia Kadgien y su esposo, desató una investigación por encubrimiento de contrabando.
¿Quiénes son los implicados?
Patricia Kadgien es hija de Friedrich Kadgien, un especialista en finanzas que colaboró con el gobierno alemán liderado por Adolf Hitler. Se vincula a Friedrich Kadgien con el robo de obras de arte durante ese período. Patricia Kadgien vive junto a su esposo, Juan Carlos Cortegoso en Mar del Plata y enfrentan acusaciones de encubrimiento de contrabando por tener en su poder el cuadro robado.
El descubrimiento del cuadro
Las denuncias contra Patricia Kadgien y su marido llegaron a través de Interpol y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La alerta surgió a partir de una publicación del medio holandés AD, que identificó el cuadro en una fotografía del living de la casa de la pareja. La imagen se publicó en la web de una inmobiliaria local como parte de la promoción de venta de su chalet en barrio Parque Luro.
Inicialmente, la pareja marplatense negó tener el cuadro durante el primer allanamiento. Sin embargo, posteriormente, a través de su abogado, afirmaron ser los propietarios legales de la obra y la pusieron a disposición del fuero civil de la justicia ordinaria. Negaron cualquier delito penal y argumentaron que la posesión del cuadro se debía a una herencia. El abogado Carlos Murias presentó una “acción declarativa de certeza” para que se reconociera la titularidad del cuadro por herencia.
Las pruebas presentadas para respaldar el reclamo de propiedad
Según pudo confirmar LA NACION, en el escrito reconocían que ponen la obra a disposición de la justicia civil y la voluntad de entregarla si se les garantiza el correspondiente cuidado. Y si la jueza no hiciera lugar al planteo de esta “acción declarativa de certeza”, reclaman que se reconozca a Kadgien y Cortegoso la propiedad de la obra por prescripción, dado el tiempo que llevan con la obra de Ghislandi en su poder. Entre esos fundamentos habrían puesto a disposición elementos y algún documento que avalarían los derechos de titularidad reclamados.
Según confiaron fuentes del caso a LA NACION, entre ellos se mencionaría un supuesto recibo de compra del cuadro a un museo alemán, en 1943 y estaría a nombre o se le asignaría a una cuñada de Kadgien, vínculo de su primer matrimonio.
La jueza Patricia Juárez se declaró incompetente para intervenir en el caso y argumentó que “la jurisdicción ordinaria no resulta competente para intervenir en un caso donde en definitiva la Justicia Federal se encuentra persiguiendo el secuestro de una obra de arte con un presunto origen ilícito que podría constituirse como un crimen internacional”. La magistrada citó normativa supranacional, como los principios de Washington de 1998 y la Declaración de Terezin de 2009.
La situación legal actual de la pareja
Patricia Kadgien y Juan Carlos Cortegoso cumplían arresto domiciliario, acusados de encubrimiento de contrabando. Estaba previsto que el fiscal Carlos Martínez expusiera los fundamentos de la imputación ante los acusados y el juez Santiago Inchausti. El investigador también tendrá en cuenta que obstruyeron la labor de la justicia ya que, según entiende, retiraron el cuadro del lugar donde estaba colgado, en el living del chalet donde vive la pareja, y lo mantenían oculto.
Además del allanamiento inicial, se realizaron otros cuatro allanamientos en propiedades vinculadas a la familia de Kadgien. En la casa de los acusados se secuestraron grabados y bocetos de época, cuyo origen se investiga, mientras que en otra propiedad se encontraron dos retratos del siglo XIX envueltos, lo que sugiere que estaban preparados para ser trasladados o guardados. Se investiga si estas obras forman parte de otros listados de obras buscadas por su origen ilegal.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA a partir de un artículo firmado por Darío Palavecino.
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