CORRIENTES.- Nadie se atreve a definir el momento exacto en el que el vínculo entre Gustavo Valdés y Ricardo Colombi comenzó a romperse. Sin embargo, muchos recuerdan como una señal inequívoca a Colombi atrincherado durante cinco meses en la residencia del gobernador, frente a la Costanera, ya con Valdés electo y ejerciendo el poder, en el año 2017.
Entre aquella pelea abierta y la de este domingo, que los enfrentará por primera vez en las urnas, Valdés y Colombi oscilaron entre ásperas treguas y guerra abierta, como la disputa por el control de la UCR correntina, que Valdés le terminó ganando a su expromotor, dejándolo fuera de las estructuras partidarias.
El caudillo provincial, tres veces gobernador, rearmó su agrupación Eco con viejos compañeros de carrera, lanzó su postulación e intentará este domingo volver a gobernar y aguar el festejo de Valdés, quien confía en un triunfo de su hermano Juan Pablo Valdés en primera vuelta y en una victoria propia como candidato a senador provincial.
“Es una pelea casi emocional, entre el jefe y patrón del partido que designa a su sucesor y el que quiere tener autonomía para poder gobernar”, define un dirigente radical que conoce bien a ambos actores.
Aquel episodio de “resistencia” de Colombi en la residencia demostró que no había un acuerdo claro entre ambos para la continuidad en armonía de la gestión radical, que en la provincia arrancó a finales de 1999 y que podría extenderse, de concretarse el triunfo, hasta 2029. No hubo transición ordenada, solo reproches recíprocos y una rivalidad que lleva ya ocho años y se sostiene hasta hoy, en lo que algunos denominan como la verdadera pelea de fondo en la elección correntina.
“Valdés empezó a tener gestos de independencia ni bien asumió como gobernador. Le aguantó a Colombi los caprichos, porque pensaba que iba a poner ministros y decidir políticas aún fuera del poder, pero los liderazgos hay que asumirlos”, reflexiona un actor importante de la política correntina.
Antecedentes
Al comienzo de sus ocho años de gestión, Valdés se mostró como “lo nuevo”, llenó de obras la gestión provincial, bajó impuestos y generó inversiones. “Ricardo se encontró con alguien tan laburante como él. Eso lo complicó”, agregan en un importante despacho en defensa del gobernador.
Quienes apoyan a Colombi opinan distinto. “¿Cómo vas a desconocer al que te llevó al poder, el que te prestó los votos para que puedas ganar?”, expresa por lo bajo una antigua espada radical. Desde ese sector critican el estilo de Valdés, que tiene modos más amables que los de Colombi, pero a la hora de ejercer el poder demuestra características similares. Cerca de Colombi critican el estado de los hospitales y cuestionan ambiciosas obras impulsadas por su sucesor.
“En el fondo no son tan distintos. Colombi puteaba más a los ministros en privado que en público, y Valdés es al revés. Pero a los dos les gusta ejercer el poder y correr al que tienen enfrente”, resume otra voz radical.
En el oficialismo repiten convencidos que este domingo ganarán en primera vuelta, aunque reconocen que Colombi sostiene un caudal electoral respetable y que, de no producirse el triunfo en la ronda inicial, podría complicarlos. Uno de los aliados de Valdés expresa una inquietud: el voto secreto de muchos empleados públicos, a quienes Colombi prometió aumentar los salarios si las urnas le permiten un cuarto mandato.
“Vamos a ganar en primera vuelta. Pero si eso no ocurre, y Ricardo sale segundo, va a estar más complicado”, susurran en el gobierno provincial, donde especulan que un Colombi en segunda vuelta podría aglutinar los votos opositores, incluidos los del peronismo y tal vez también los de los libertarios, en un eventual mano a mano con el candidato oficialista.
Colombi ha negado contactos previos con otros opositores, pero se sumó al amparo de otras fuerzas ante la Justicia para advertir sobre eventuales irregularidades en la transmisión de los votos. Una alianza con el peronismo no sería novedad, ya que tuvo el apoyo del kirchnerismo durante buena parte de sus tres mandatos.
“Ricardo se fue con una buena imagen de todas sus gestiones. Pero no aceptó que tenía que dejar el poder, ahí comenzaron los problemas que hoy siguen”, comenta un dirigente que participó de ambas gestiones. Un punto en común entre ambos es el vicegobernador y dirigente del Partido Popular Federalista, Pedro Braillard Poccard, quien cumplió la misma función durante uno de los gobiernos de Colombi y que hoy es el compañero de fórmula del oficialista Juan Pablo Valdés.
Molesto con los Valdés, Colombi los criticó abiertamente en campaña, y fustigó a su exdelfín por impulsar a su hermano como sucesor. En el oficialismo prefirieron no enfrentarlo de modo directo, aunque lo aguijonean por lo bajo diciendo que “su tiempo ya pasó”.
De darse los resultados que prevén las encuestas, Colombi, que aún tiene dos años más como senador provincial, se cruzará en cada sesión con Valdés. Tendrán ambos la posibilidad y el tiempo para ensayar algún tipo de reconciliación que hoy, coinciden desde ambos sectores, no parece posible.
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