Keir Starmer mantiene una compleja relación con Israel, la causa sionista, la lucha contra el antisemitismo y la defensa de la legalidad internacional. Sus acciones han generado contradicciones que no convencen a muchos, lo que ha irritado a numerosos militantes y diputados laboristas. Starmer ha decretado un embargo de venta de armas a Israel, bajo la sospecha de que el gobierno de Benjamín Netanyahu las utiliza en Gaza en contra del derecho internacional, al mismo tiempo que defiende el derecho de Israel a restringir el acceso de los palestinos a agua y electricidad. Ha convocado a la embajadora israelí en el Reino Unido, Tzipi Hotovely, para expresar su repulsa ante el intento de anexión de Cisjordania, y ha celebrado el procesamiento judicial de un grupo de rap, Kneecap, por desplegar la bandera palestina en un concierto. Además, ha anunciado su intención de reconocer al Estado palestino y ha detenido a más de 700 ciudadanos por expresar su apoyo a la organización Acción Palestina.
Este último movimiento ha llevado a críticos en el Parlamento, organizaciones humanitarias y espacios intelectuales a acusar a Starmer de adoptar una postura autoritaria y de recortar libertades. Según el escritor Pankaj Mishra, Starmer ha defendido públicamente el derecho de Israel a imponer un asedio a los palestinos, lo que ha resultado en una hambruna. Mishra advierte que el gobierno de Starmer podría volverse cada vez más autoritario, intentando silenciar a quienes señalen su complicidad con los asesinatos masivos en Gaza.
Dudas con la organización, no con las detenciones
El gobierno laborista de Keir Starmer decidió catalogar a Palestine Action (Acción Palestina) como organización terrorista, lo que implica condenas más severas para sus miembros y quienes la apoyen. A mediados de junio, dos activistas de la organización realizaron actos de sabotaje en la base aérea militar de Brize Norton, lo que fue grabado y difundido en redes sociales.
En la primera manifestación de apoyo al grupo, celebrada ante el Parlamento británico, la policía detuvo a más de 700 personas, muchas de las cuales eran mayores de 70 años. Varios críticos, incluyendo a la escritora Sally Rooney y al cineasta Paul Laverty, han denunciado a Starmer por recortar libertades. Algunos defensores de la catalogación de Acción Palestina como terrorista argumentan que, aunque la organización ha causado daños, no se debería detener a quienes expresan su apoyo pacífico.
El abogado Jonathan Sumption ha señalado que la confusión entre el apoyo a Acción Palestina y el apoyo a la causa palestina no justifica la detención de manifestantes pacíficos. A pesar de las críticas, algunos ven a Starmer como un político pragmático que busca soluciones dentro del marco legal. Sin embargo, la decisión de catalogar a Acción Palestina como terrorista podría resultar en un error que perjudique al propio gobierno laborista.
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