Las oleaginosas de invierno -colza, camelina y cártamo- están orientadas a la producción de biocombustibles y permiten aprovechar al máximo el intervalo entre dos cultivos de verano. Actualmente, ya se han sembrado 70.000 hectáreas de estos cultivos en el país, mediante convenios en los que los productores reciben la semilla y entregan toda la producción al comprador, quien a su vez tiene acuerdos con empresas productoras de energía. Estos cultivos ocupan un nuevo lugar en la rotación agrícola, sin competir con los de verano y aprovechando suelos ociosos y las lluvias de otoño e invierno para generar una renta adicional.
Durante un panel sobre estos cultivos en el congreso de Aapresid, Jorge Bassi, gerente de Marketing de Bunge, explicó que “estamos desarrollando colza, camelina y cártamo para intensificar la agricultura, aprovechar el tiempo del barbecho entre dos cultivos de verano y lograr un plus de productividad y rentabilidad en la rotación tradicional, que no va en contra de los demás cultivos”.
“Son tres cultivos invernales oleaginosos nuevos, que permiten aprovechar una oportunidad mundial de demanda de aceites certificados con baja huella de carbono para uso en biocombustibles”, agregó Bassi durante su exposición en el congreso.
En una secuencia convencional de cultivos, la incorporación de estas especies busca reemplazar el barbecho otoño-invernal por un nuevo cultivo, cuya elección depende de las características de los suelos y de los climas donde se implantarán. Por ejemplo, en las áreas húmedas del NOA y del NEA se puede incorporar la colza; en zonas más secas se puede optar por el cártamo. La camelina, por su parte, puede tener un lugar después de la cosecha de soja debido a su ciclo corto y resistencia a heladas. “Es necesario ubicar los cultivos para cada zona, apoyados por los técnicos e investigadores que permitan desarrollar planteos sustentables”, invitó Bassi.
La siembra de estas oleaginosas se realiza por convenio. “Se hacen contratos mediante los cuales la empresa entrega la semilla y recibe toda la cosecha, tras lo cual se mide la huella de carbono que permita certificar que se mejoró el balance en el suelo”, sostuvo el orador. Con la cosecha 2024/25 se procederá a la industrialización local y se exportará lo producido.
Estos cultivos oleaginosos invernales también están cobrando auge en Estados Unidos y Brasil con el mismo propósito de producción de biocombustible mediante acuerdos con las empresas generadoras de energía.
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