Ricardo Paz, anticuario y diseñador de 68 años, ha encontrado su verdadera misión en las Sierras de Sumampa, al sur de Santiago del Estero, donde se dedica a preservar uno de los biomas más agrestes de Argentina. Tras años de viaje por el mundo, Paz dejó atrás su vida anterior para enfocarse en la conservación ambiental.
En sus viajes, conoció a Omar Ali-Shah, un líder sufí que promovía la recuperación patrimonial a lo largo de la Ruta de la Seda. Su obra inspiró a Paz a aplicar esos principios en Argentina, utilizando su experiencia como anticuario para proteger la sabiduría local.
De Ibiza al monte santiagueño
La vida de Paz ha estado marcada por constantes cambios. En los años setenta vivió en Ibiza y alcanzó el éxito en Europa y Estados Unidos en los ochenta. Sin embargo, una crisis personal en los noventa lo llevó a replantearse su vida. “A los veinte años me encontré viviendo en una cueva de pescadores en Marruecos, sin un peso y viviendo de la hospitalidad de la gente del desierto”, recuerda.
La conexión con el monte santiagueño lo salvó, ya que encontró en la naturaleza una fuente de sanación y sabiduría que la gente del monte compartió con él.
La Reserva Natural y Cultural Los Silencios
En 2002, fundó la “Reserva Natural y Cultural Los Silencios”, un espacio de más de 500 hectáreas que combina conservación ambiental, educación y producción artística. La reserva se sostiene con los productos artesanales de la región y busca generar microambientes que coexistan con el entorno natural.
Las tierras centrales de la reserva, unas 250 hectáreas, pertenecen a la Asociación Cultural para el Desarrollo Humano, que colabora con la Universidad Nacional de Santiago del Estero en la construcción de un jardín botánico que abrirá en 2026. La reserva fue aceptada como miembro pleno del Instituto Biomes, una red global de jardines botánicos.
Más que un proyecto personal
Con el avance de las obras, surgió la necesidad de institucionalizar el emprendimiento. Así nació la Asociación Cultural para el Desarrollo Humano, que coordina acciones con las escuelas rurales cercanas. María Paula Amaral, pareja de Paz, también asume la Coordinación General de la reserva y supervisa la producción de miel orgánica.
Ricardo promueve la idea de que “la cultura protege a la naturaleza que la inspira”. La reserva se sostiene con productos artesanales, pero su desarrollo requiere el apoyo de donantes externos.
Un tablero para comprender las relaciones humanas
Durante un viaje a India, Paz creó el “Quaternity”, un juego de ajedrez para cuatro jugadores que se enseña en escuelas como recurso para aprender estrategia. Esta experiencia lo conectó con el fundador de Biomes Connection, quien invitó a la reserva a integrar la red global de jardines botánicos.
El mayor desafío de Paz ha sido confiar en su visión interna y superar el criterio economicista de corto plazo. “La naturaleza nunca miente, pero además es bella”, afirma, destacando que la conexión con la naturaleza está al alcance de todos.
“Cualquiera que sienta la necesidad de vincularse con la naturaleza puede hacerlo. Es una cuestión de decisión, corazón y coraje más que de dinero”, concluye.
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