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Quienes menos entienden la IA son sus mayores entusiastas

Un estudio reciente ha revelado que las personas con menor comprensión sobre inteligencia artificial (IA) tienden a ser las más entusiastas en su uso. Este hallazgo desafía la creencia común de que los primeros adoptantes de nuevas tecnologías son aquellos que mejor las entienden. La investigación, publicada en el Journal of Marketing por Stephanie Tully, Chiara Longoni y Gil Appel, indica que a medida que disminuye la alfabetización en IA, aumenta la fascinación y la disposición a incorporarla en la vida diaria.

Cuando entender menos significa entusiasmarse más

Los autores del estudio realizaron múltiples encuestas y experimentos en 27 países, evaluando la alfabetización en IA a través de cuestionarios específicos. En uno de los experimentos, 234 estudiantes universitarios manifestaron su disposición a utilizar herramientas de IA para diversas tareas académicas. Los resultados mostraron un patrón consistente: cuanto menor era el conocimiento técnico, mayor era la disposición a usar estas herramientas.

Según los investigadores, la conexión entre baja alfabetización y entusiasmo no se basa en la percepción de que la IA es más capaz o menos peligrosa, sino en cómo se interpreta su funcionamiento. Para aquellos sin conocimientos técnicos, la capacidad de un sistema para generar contenido creativo puede parecer sorprendente y misteriosa, lo que aumenta su atractivo. Este fenómeno no está relacionado con juicios éticos ni con el miedo a su impacto, sino con una percepción de “magia”.

El estudio también aclara que este patrón no implica que la fascinación por la IA sea universal ni que desaparezca con una mayor comprensión. Las personas con más formación tienden a ver algoritmos en lugar de magia, lo que no significa desinterés, sino una aproximación más crítica. Los resultados reflejan tendencias generales y el entusiasmo puede variar según el contexto y la experiencia previa del usuario.

Los investigadores sugieren que estas conclusiones pueden ser útiles para las empresas que desarrollan productos basados en IA, al identificar a los usuarios con menos conocimientos técnicos como un público más receptivo. Sin embargo, advierten que alimentar el misterio de estas tecnologías puede ser contraproducente, ya que una herramienta más opaca dificulta la construcción de confianza a largo plazo. El desafío radica en equilibrar la curiosidad con la transparencia sobre el funcionamiento de los sistemas.

Finalmente, el estudio concluye que el asombro puede ser una vía efectiva para introducir a las personas en la inteligencia artificial, pero no debe sustituir al conocimiento. Comprender cómo funcionan estas tecnologías es crucial para reconocer sus riesgos y beneficios, y para tomar decisiones informadas sobre su uso. Familiarizarse con los fundamentos técnicos permite a los usuarios seguir explorando sin dejarse llevar únicamente por la novedad, manteniendo una relación más saludable y productiva con la IA.

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