En un encuentro en Pekín, los líderes de China, Rusia y Corea del Norte discutieron sobre la extensión de la vida y la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. Durante la conmemoración de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong Un compartieron un momento informal en el que se abordaron estos temas.
Xi mencionó que “antes, las personas rara vez vivían hasta los 70, pero hoy en día, a los 70 años aún se es un niño”, según informes de Bloomberg. Sin embargo, es importante señalar que la esperanza de vida en China es de 77.6 años, mientras que en Rusia es de 70 años, por debajo del promedio global de 71.4 años.
Putin, en una declaración que ha sido considerada inquietante, afirmó que gracias a la biotecnología, “los órganos humanos pueden ser trasplantados continuamente, y las personas pueden vivir cada vez más jóvenes, e incluso lograr la inmortalidad”. Xi añadió que es posible que las personas vivan hasta los 150 años para finales de este siglo.
En una conferencia de prensa posterior, Putin confirmó la conversación y destacó que “la esperanza de vida aumentará significativamente” en el futuro cercano, sugiriendo que se deben considerar las implicaciones políticas y económicas de este fenómeno. Cabe mencionar que en Rusia, la esperanza de vida ha disminuido en los últimos años y la población general está en declive.
Este intercambio sugiere que la inmortalidad es un tema relevante para los líderes mundiales, aunque su enfoque difiere del de Silicon Valley, donde la longevidad a menudo se asocia con la tecnología y la inteligencia artificial, en lugar de trasplantes de órganos.
En contraste con visiones futuristas presentadas en programas como Upload y Alien: Earth, que imaginan la posibilidad de cargar la conciencia humana en máquinas, Putin y Xi parecen centrarse más en la idea de trasplantes repetidos y la extensión de la vida.
Este planteamiento lleva a cuestionar qué tipo de futuro distópico es más probable: ¿una sociedad donde se crían clones para trasplantes de órganos, como en la novela Never Let Me Go de Kazuo Ishiguro, o una en la que la conciencia se descarga en máquinas, como podría ser el caso de Elon Musk? En cualquier caso, la idea de vivir para siempre plantea serias dudas sobre su deseabilidad.
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