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Partir un ibuprofeno a la mitad para tomar 600 mg es una mala idea

En muchos hogares se repite la situación de un dolor de cabeza persistente, un malestar menstrual agudo o un dolor muscular. El ibuprofeno de 400 mg, un medicamento común, puede no ser suficiente, y la versión de 600 mg solo se obtiene con receta médica. Así, surge la idea de partir un comprimido de 400 mg en dos para obtener 600 mg, pero esta práctica no es recomendable.

Un farmacéutico aclara la situación. A través de su cuenta de TikTok, el farmacéutico @farmaceuticofernandez respondió a un video donde una persona afirmaba haber tomado un ibuprofeno y medio. Su conclusión es clara: la lógica detrás de esta práctica es incorrecta. El principio activo del medicamento se mezcla con otros excipientes, y no se distribuye de manera uniforme en cada mitad del comprimido, lo que convierte la división en una lotería.

Además, algunos comprimidos tienen una película protectora que ayuda a proteger el estómago o a que el medicamento se absorba en un lugar específico del cuerpo. Al partir el comprimido, se pierde este efecto protector, lo que podría generar más problemas que beneficios.

La anatomía de un comprimido. La suposición de que el medicamento está distribuido uniformemente es errónea. El principio activo, como el ibuprofeno, se asemeja a las “pepitas” en una galleta, mientras que los excipientes son la “masa”. Al partir la galleta, no se puede garantizar que cada trozo contenga la misma cantidad de chocolate.

La ciencia detrás de cada pastilla. Un comprimido es una obra de ingeniería farmacéutica. Además del principio activo, contiene excipientes que son esenciales para su función, como diluyentes, aglutinantes, desintegrantes y lubricantes como el estearato de magnesio.

El proceso de fabricación más común, conocido como granulación húmeda, implica mezclar el polvo del principio activo con los excipientes y un aglutinante líquido para formar gránulos. Estos se secan y se comprimen a alta presión para crear el comprimido final, garantizando la uniformidad de la dosis.

Se garantiza lo que dice la caja. Este sistema asegura que cada comprimido contenga la cantidad declarada de principio activo dentro de un margen de confianza. Sin embargo, esta uniformidad se aplica al comprimido entero, no a la distribución del principio activo dentro de cada unidad.

Y demostrado científicamente. Un estudio de técnicos de farmacia reveló que solo el 32% de los comprimidos ranurados (diseñados para ser partidos) y el 27% de los no ranurados cumplieron con los criterios de uniformidad de peso aceptables. Esto sugiere que si los profesionales no logran una división precisa, los pacientes tienen aún menos posibilidades de hacerlo correctamente en casa.

La ranura no es decorativa. La presencia de una ranura en un comprimido indica que ha sido diseñado para ser partido en esa línea. El laboratorio debe demostrar a las autoridades que las mitades cumplen con los estándares de uniformidad de dosis y disolución.

El prospecto es importante leerlo. Este documento indica lo que se puede hacer con el medicamento. Si se menciona que un comprimido puede dividirse, es porque se ha demostrado. Por ejemplo, el prospecto del paracetamol de 1 gramo indica que se puede dividir, pero el de un ibuprofeno de 400 mg no menciona esta posibilidad.

El médico tiene la ‘llave’ para tener ibuprofeno de 600 mg. La diferencia entre el ibuprofeno de 400 mg y el de 600 mg no es solo una cuestión de cantidad, sino también de regulación y seguridad. En España, el ibuprofeno de 400 mg puede dispensarse sin receta, mientras que el de 600 mg requiere prescripción médica, basándose en un análisis de beneficio y riesgo.

Los efectos de la versión de 400 mg y 600 mg son similares, lo que se conoce como “efecto techo” analgésico, donde dosis mayores no generan un alivio significativo del dolor en casos leves, pero sí aumentan los efectos secundarios.

Un efecto de sugestión. La percepción de que una mayor cantidad produce un mayor efecto analgésico es común, pero la evidencia científica es clara al respecto.

Efectos secundarios que no son una tontería. Tomar ibuprofeno en altas dosis puede acarrear riesgos importantes como problemas cardiovasculares, gastrointestinales o renales. Por ello, siempre se debe seguir el consejo médico y las instrucciones del prospecto.

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