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Nuevos modelos familiares y la decisión de vivir sin hijos

Un estudio reciente del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de UADE revela que la parentalidad ya no es vista como un destino inevitable por muchos jóvenes. Lucía, una sommelier de 31 años, expresa que desde pequeña decidió no ser madre, influenciada por su historia familiar y su deseo de mantener su autonomía.

Según el estudio, solo el 35% de los encuestados considera que ser padre o madre es fundamental para sentirse realizado. Además, el 47% lo ve como importante pero no esencial, mientras que el 18% no le asigna relevancia. Este cambio en la percepción se refleja en la disminución de la tasa de natalidad en Argentina y América Latina, que ha sido constante en la última década.

El factor económico se destaca como la principal razón para no tener hijos, mencionado por el 35% de los encuestados, seguido por aquellos que ya son padres y no desean ampliar su familia (27%). Asimismo, hay una demanda creciente de políticas públicas, como guarderías gratuitas en el trabajo (68%) y licencias parentales igualitarias (67%).

Nuevas realidades

Una encuesta del IDECBA de finales de 2022 también muestra que entre los jóvenes de 18 a 30 años prevalece el deseo de no tener hijos, especialmente entre los varones. Solo el 41% de la población cree que tener un hijo mejoraría su disfrute y bienestar, y el 47% de las mujeres anticipa que sus oportunidades laborales podrían empeorar.

El 75% de los encuestados por UADE considera que criar hijos es más difícil hoy que en generaciones anteriores. Además, el 45% caracteriza la familia ideal con dos hijos, mientras que el 16% opta por no tener ninguno.

La popularidad de formatos alternativos, como la subrogación de vientres y la adopción, también refleja diferentes concepciones de la maternidad y la familia. Un 63% de los encuestados percibe una tendencia creciente a preferir mascotas en lugar de hijos biológicos, con el 75% de los dueños considerando a sus mascotas como hijos.

Finalmente, la crisis climática se suma a las preocupaciones sobre la paternidad, generando en jóvenes un sentimiento de “eco-ansiedad” que influye en su decisión de tener hijos. Expertos sugieren que la baja natalidad no es solo un problema económico, sino que está relacionada con un estilo de vida que dificulta la crianza, convirtiendo la decisión de ser padres en un dilema entre privilegio y sacrificio.

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