La niña de los gatos debería estar en manos de su comprador, aunque la magia de Marta Vicente hizo que volviera a ella. “Esta pintura la compró un extranjero en una exposición que hice en Buenos Aires, en 2003. El hombre me la pagó, viajó al sur y quedó en buscarla a la vuelta. Nunca más me contactó y a mí me dio pena venderla. A lo mejor el inconsciente me la trajo de vuelta”, dice la artista de los símbolos presentes y los parajes que imagina y sueña, con personajes principales.
“A veces aparece primero la figura y, a partir de ahí, surge el contexto. Siento que hago un collage de cosas y recuerdos. A veces son como paraísos imaginados o refugios que imagino. Me gusta el entramado de los árboles, los corazones, pensar en determinado clima o evocar una atmósfera antigua”, dice la artista plástica, hija del pintor, grabador y docente Mario Vicente. De su padre heredó parte de la formación y el oficio, que continuó más tarde en la facultad y el trabajo continuo, con numerosas exposiciones en museos y galerías de la Argentina, Chile, Paraguay, España y Alemania.
Su taller de Vistalba, en el pedemonte de Luján de Cuyo, está sumergido en el fondo de su casa, pasos más allá del mural en mosaico que hizo Luis Scafati, su compañero de ruta desde que eran estudiantes en la Universidad Nacional de Cuyo. En este nido de vidrio, piedras y techo de madera, Marta va y viene de la mesa de grabado hacia la de pintura. Todo lo que necesita está allí: el silencio propio, los materiales de trabajo y las imágenes sobrenaturales que la rodean de la mirada para adentro.
“Me siento influenciada por movimientos medievales primitivos o románticos, aunque hay artistas y autores que me acompañan más allá del estilo y el tiempo: William Kentridge, Anselm Kiefer, Paula Rego, Miqel Barceló, Leonora Carrington o Lewis Carroll. No creo que mi obra sea surrealista, sino que está relacionada con algo de la emoción que no intelectualizo demasiado. La influencia más fuerte es sin dudas la de Luis Scafati, que si bien pareciera que tuviéramos mundos diferentes nosotros sabemos lo que tenemos en común y cuánto nos parecemos. La influencia sobre todo la vida”, resume la creadora de astros, gatos, lechuzas y ojos.
Antes de mudarse a la casa de Mendoza que durante temporadas fue el refugio de verano, Marta y Luis vivieron 30 años en Caballito, donde criaron a sus tres hijos: Matías, Florencia –también artista plástica– y Leonardo. La pandemia los trajo de vuelta a la provincia y desde entonces, entre su laboratorio creativo y el de Scafati, “dibujante en todos los idiomas”, está el living y la cocina. Un despliegue de objetos, esculturas, ilustraciones y pinturas dialogan con la vista y llevan la firma de esta pareja de creadores, que inauguraron Materia y memoria, su próxima muestra juntos, en la Galería Hoy en el Arte. Hasta el 28 de agosto, Marta Vicente presenta una nueva serie de grabados junto a los dibujos de Luis Scafati, todo sobre papel. Se puede visitar de lunes a viernes, de 13 a 19, en Juncal 848.
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