El rover Perseverance de la NASA ha realizado un hallazgo significativo en un antiguo lecho de río en el cráter Jezero, donde ha encontrado una roca que podría contener uno de los “indicios más claros de vida que hemos visto en Marte”, según el director de la NASA. Esta roca, conocida como Cheyava Falls, presenta depósitos oscuros cuyas características químicas, minerales y texturales están asociadas a la vida microbiana en la Tierra. Sin embargo, los científicos no pueden confirmar su origen sin un análisis más detallado, lo que plantea la necesidad de traer estas muestras a nuestro planeta.

Mars Sample Return: el desafío de traer las muestras

El rover Perseverance ha cumplido con su misión de identificar un lugar de interés científico, analizar la roca y perforar un núcleo que ha sido almacenado en un tubo de muestras sellado. Este tubo, junto con otros 29, permanece en la superficie marciana, esperando su regreso a la Tierra. Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, los instrumentos del rover tienen limitaciones. Para confirmar si las posibles “biofirmas” son producto de microorganismos antiguos o de procesos geoquímicos, es necesario traer las muestras a la Tierra para un análisis exhaustivo.

El plan para recoger estas muestras, conocido como Mars Sample Return, se enfrenta a complicaciones financieras. Originalmente, la NASA planeaba enviar una nave a Marte, donde un pequeño cohete recolectaría las muestras y un orbitador, proporcionado por la Agencia Espacial Europea, las traería de vuelta a la Tierra. Sin embargo, el presupuesto del proyecto se disparó a 11.000 millones de dólares, con una fecha de finalización estimada para 2040, lo que llevó a la administración estadounidense a proponer su cancelación en favor de otros programas como Artemis, que busca regresar a la Luna.

La única forma de confirmar vida pasada en Marte es traer muestras a la Tierra
*Imagen referencial generada por IA.

Una carrera contra el tiempo

La situación es crítica para la NASA, no solo por el valor histórico de las muestras, sino también por la competencia internacional. China planea lanzar su propia misión de retorno de muestras en 2028, conocida como Tianwen-3, que recogería material del suelo donde aterrice la sonda y regresaría a la Tierra en 2031. Esto representaría un avance significativo para China en un ámbito donde Estados Unidos ha sido el líder durante décadas.

Ante la necesidad de encontrar una solución, la NASA ha comenzado a explorar opciones en el sector privado. La agencia está considerando dos enfoques: uno basado en tecnologías públicas probadas, como el sistema de aterrizaje “sky crane” utilizado en misiones anteriores, y otro que abra la puerta a nuevas capacidades comerciales.

Propuestas del sector privado

Lockheed Martin ha presentado una propuesta innovadora para llevar a cabo la misión de retorno de muestras por menos de 3.000 millones de dólares, asumiendo cualquier sobrecoste bajo un contrato de precio fijo. Su plan se basa en reutilizar y adaptar tecnologías ya probadas en misiones como InSight y OSIRIS-REx, ofreciendo una arquitectura más sencilla y ligera que la misión original de Mars Sample Return.

Por otro lado, Rocket Lab, una empresa relativamente nueva, también ha mostrado interés en participar. Su propuesta consiste en enviar una sonda para recoger las muestras y enviarlas a la órbita marciana, seguida de otra sonda para traerlas a la Tierra. Además, planean incluir un Orbitador de Telecomunicaciones para Marte (MTO), que no solo apoyaría la misión, sino que también establecería una red de comunicaciones robusta entre Marte y la Tierra, con potencial comercial a largo plazo.

La NASA también ha considerado la posibilidad de utilizar la Starship de SpaceX como vehículo para llevar el equipo necesario a Marte. Si Elon Musk logra cumplir con sus plazos, Starship podría ofrecer una capacidad de carga sin precedentes a un costo muy competitivo.

Decisión inminente

La decisión final sobre el camino a seguir se espera para la segunda mitad de 2026. Las muestras recolectadas por Perseverance tienen el potencial de confirmar la existencia de vida extraterrestre en Marte, pero para obtener respuestas definitivas, es esencial traerlas a la Tierra. La salida a esta encrucijada podría no residir en un programa público, sino en las empresas que han propuesto realizar el trabajo por una fracción del costo original.

El futuro de la exploración de Marte y la búsqueda de vida en el planeta rojo están en juego, y el tiempo es un factor crucial en esta misión.

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