SAN PABLO.- El expresidente brasileño Jair Bolsonaro no estuvo presente en la sala cuando un panel del Tribunal Supremo lo condenó y sentenció a 27 años y tres meses de prisión por cargos de intento de golpe de Estado.
Con Bolsonaro bajo arresto domiciliario y en mal estado de salud, su abogado indicó que el exmandatario estaba demasiado enfermo para asistir a las audiencias finales. Sin embargo, a pesar de su fragilidad y condena, la influencia política de Bolsonaro podría perdurar.
Aún después de su sentencia, la opinión pública está dividida sobre si cometió un delito y debería ir a prisión, un debate que persiste a pesar de que los expertos coinciden en que el político de ultraderecha seguirá teniendo una influencia significativa en el panorama político de Brasil.

Adhesión incondicional
Cuatro días antes de su condena, decenas de miles de seguidores de Bolsonaro salieron a las calles de Brasil en el Día de la Independencia. Entre ellos estaba Luiz Niemeyer, un empresario de 62 años en Río de Janeiro, quien considera al expresidente un “héroe” que ha construido un movimiento político imparable.
“Los ideales no se matan, los ideales no se arrestan”, expresó. “Puedes arrestar a Bolsonaro, puedes matar a Bolsonaro, pero estos ideales no morirán”.
Las encuestas de opinión han mostrado que Bolsonaro sigue siendo central en el panorama polarizado de Brasil. Aún tras las rejas, podría determinar quién porta la bandera de su coalición en las elecciones de 2026. Los observadores indican que para que cualquier candidato de oposición se convierta en un contendiente competitivo contra el presidente Lula da Silva, quien se espera que se postule para la reelección, debe primero asegurar el apoyo del líder de extrema derecha Bolsonaro.
División en la opinión pública
Las encuestas recientes indican que Lula está recuperando su popularidad, sugiriendo que será un candidato competitivo en las próximas elecciones. Sin embargo, un sondeo publicado el 28 de agosto por AtlasIntel muestra a Lula en un empate estadístico con Bolsonaro en un escenario hipotético de elecciones, si la votación se celebrara con los mismos candidatos de 2022. En un escenario de primera vuelta, Bolsonaro obtendría el 45,4% de los votos, mientras que Lula tendría el 44,6%.
El país también está dividido sobre la condena de Bolsonaro. Una encuesta de Datafolha de agosto encontró que el 48% de los brasileños quería ver a Bolsonaro encarcelado, mientras que el 46% prefería que permaneciera libre. La encuesta, que tiene un margen de error de dos puntos porcentuales, se realizó en persona con más de 2000 personas en 130 municipios.
Un nuevo capítulo en la política brasileña
La condena de Bolsonaro podría marcar un nuevo capítulo en la política brasileña. Esther Solano, socióloga de la Universidad Federal de San Pablo, quien ha seguido a los votantes de Bolsonaro y a los evangélicos desde 2017, lo denomina “Bolsonarismo 2.0”.
Sus encuestas muestran que los seguidores creen que Bolsonaro fue crucial para lanzar una cruzada conservadora, pero el movimiento ahora es lo suficientemente fuerte como para sobrevivirle. Nuevas figuras están emergiendo, incluyendo a De Freitas, la ex primera dama Michelle Bolsonaro, el legislador Nikolas Ferreira y otros líderes evangélicos.
“El bolsonarismo está entrando en una nueva fase: consolidación, fortificación y un nuevo ecosistema de líderes que surgirán más fuertes de la caída de Bolsonaro”, afirmó Solano.
El futuro de la ultraderecha brasileña
Silas Malafaia, un pastor evangélico y uno de los aliados más influyentes de Bolsonaro, comparte la creencia de que el expresidente sigue siendo una figura política clave a pesar de sus problemas legales. “Nadie le va a quitar el protagonismo a Bolsonaro, esté en prisión o no”, dijo recientemente.
De hecho, algunos aliados de Bolsonaro están luchando para impulsar un proyecto de ley de amnistía en el Congreso que permitiría al expresidente evitar el tiempo tras las rejas. Algunos incluso están pidiendo una restauración de sus derechos políticos, ya que se le ha prohibido postularse para un cargo hasta 2030.
Como gobernador del estado más rico y poblado de Brasil, Tarcisio de Freitas es visto como un fuerte contendiente para las elecciones de 2026. El exministro de Bolsonaro y oficial militar ha sido un defensor activo de su inocencia.
Mensajes privados divulgados por el Tribunal Supremo mostraron a Eduardo Bolsonaro, quien vive en Estados Unidos, acusando a De Freitas de no defender a su padre en el Tribunal Supremo mientras preparaba su propia candidatura presidencial.
De Freitas ha declinado comentar sobre la acusación, pero ha manifestado que si es elegido en 2026, otorgará amnistía a Bolsonaro. Asistió a la protesta del Día de la Independencia en San Pablo, donde criticó al juez que supervisó el caso del golpe en el Tribunal Supremo.
La situación de Bolsonaro y su impacto en la política brasileña continúan siendo temas de intenso debate, y su influencia parece estar lejos de desvanecerse.
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