Kilmar Abrego García, un inmigrante salvadoreño cuya deportación errónea a su país de origen lo convirtió en símbolo de la política de expulsiones de Donald Trump, podrá permanecer en Estados Unidos al menos dos días más. Esto es hasta que la jueza Paula Xinis examine su caso, lo que no ocurrirá antes del miércoles, según ha determinado la magistrada.
Abrego, quien fue excarcelado el viernes, fue detenido nuevamente este lunes por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) al asistir a una citación para abordar su caso en los tribunales de inmigración en Baltimore, Maryland. Su abogado, Simon Sandoval-Moshenberg, había advertido que Abrego, de 30 años, podría ser deportado otra vez, esta vez a Costa Rica o Uganda.
Tras su detención, los abogados de Abrego presentaron un recurso de habeas corpus para evitar su envío a cualquier país antes de un juicio en el que pueda defenderse y antes de determinar si la nación receptora está dispuesta a aceptarlo.
La jueza Xinis, encargada del caso, ya había impuesto una orden que requería al gobierno dar al salvadoreño al menos 72 horas de plazo antes de cualquier intento de expulsión. Ahora ha prorrogado esa orden por 48 horas más, para evaluar si los agentes del ICE están violando su derecho a un juicio justo y si la posible deportación a Uganda forma parte de esa violación de derechos. Abrego teme que, si es enviado a Uganda, no tendría garantías legales y podría ser sometido a torturas.
Sin embargo, el Gobierno no parece dispuesto a mostrar benevolencia hacia Abrego. En una breve rueda de prensa en el Despacho Oval, el presidente Donald Trump lo calificó de “animal” y maltratador. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, aseguró que Abrego ha sido puesto “bajo control” y que está en proceso de expulsión. “Tiene que estar en prisión, no en las calles como quieren los de izquierdas”, afirmó.
Desde su cuenta oficial en la red social X, la Casa Blanca compartió un póster con el rostro de Abrego, similar al célebre cartel Hope que retrata al expresidente Barack Obama. En el meme se mencionan las letras MS-13, en referencia a la pandilla a la que el Gobierno estadounidense acusa al migrante de pertenecer. La cuenta también recoge una declaración de Noem: Trump “no va a permitir que este extranjero ilegal, un miembro de la MS-13, traficante humano, abusador doméstico y depredador infantil aterrorice a ciudadanos estadounidenses”.
Kilmar Abrego tenía una orden judicial que prohibía su deportación a El Salvador, donde podría enfrentar represalias, pero fue expulsado en marzo. Formó parte de un grupo de aproximadamente 300 personas, en su mayoría venezolanos, acusados de pertenecer al Tren de Aragua y otras pandillas violentas, todos expulsados bajo la ley de Enemigos Extranjeros, que data del siglo XVIII. En muchos casos, las acusaciones carecían de pruebas o estaban poco justificadas.
Un abogado del Departamento de Justicia admitió que en la orden de expulsión de Abrego se había cometido un error, y una jueza ordenó al Gobierno que lo regresara a EE UU. La Administración Trump tardó meses en acatar esa decisión judicial, argumentando que no podía reclamar al Gobierno salvadoreño el regreso de uno de sus ciudadanos y que Abrego era un delincuente peligroso. El Departamento de Justicia lo acusó de pertenecer a una pandilla delictiva, de ser maltratador y de introducir inmigrantes irregulares en EE UU.
Desde su regreso en junio, tras casi tres meses en el Centro de Confinamiento del Terrorismo, Abrego había estado bajo custodia en una prisión de Tennessee por un presunto delito de tráfico de personas, un cargo que él niega. Abrego fue puesto en libertad el viernes, en cumplimiento de una orden judicial, pero el ICE lo detuvo nuevamente al llegar a los tribunales.
“El aviso que le indicaba que debía presentarse esta mañana a una entrevista era claramente falso. Preguntamos al oficial del ICE por el motivo de la detención, y se negó a responder. Preguntamos a dónde lo llevarían, y también se negaron a responder”, denunció su abogado Simon Sandoval-Moshenberg en una rueda de prensa por videoconferencia.
Uganda o Costa Rica: el palo y la zanahoria
El abogado de Abrego indicó que su cliente ha sido amenazado con la deportación a Uganda, un país que ha acordado aceptar inmigrantes irregulares de terceros países expulsados desde EE UU, si no acepta declararse culpable del cargo de tráfico de personas. Si lo hace, será deportado a Costa Rica, que ha aceptado acogerlo como refugiado.
“Están utilizando Costa Rica como la zanahoria y a Uganda como el palo”, declaró Sandoval-Moshenberg en una rueda de prensa previa. “Están politizando el sistema de inmigración de un modo completamente inconstitucional”.
Según el abogado, Abrego está dispuesto a aceptar ser deportado a Costa Rica, donde tendría estatus de refugiado y no correría el riesgo de ser entregado a El Salvador, pero no quiere verse obligado a declararse culpable.
“Pueden enviarlo a cualquier país, pero el país tiene que garantizarle un estatus donde pueda quedarse”, agregó el letrado. “Si no, si lo envían a Madrid y allí no le ofrecen estatus, ese viaje no es más que una escala complicada que podría acabar en su regreso a El Salvador, a donde no puede volver”, concluyó.
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