Un bombardeo mortal contra un hospital requiere la rápida intervención de quienes atienden a las víctimas y rescatan a los heridos. En estos escenarios, los periodistas también llegan para informar sobre los acontecimientos. Aunque su labor está teóricamente protegida por el derecho internacional humanitario, no es raro que un segundo ataque en el mismo lugar termine con sus vidas, constituyendo un castigo por su deber humanitario.
Este lunes, el ejército israelí llevó a cabo un ataque en el hospital Nasser, ubicado en la ciudad de Jan Yunis, y lo reconoció públicamente. Este ataque, conocido como “doble impacto”, comenzó cuando un dron kamikaze impactó en la terraza de uno de los edificios del complejo hospitalario, causando la muerte de dos periodistas. Minutos después, mientras los equipos de rescate y otros periodistas acudían al lugar, Israel lanzó un misil que los alcanzó directamente, todo mientras el canal catarí Al Jazeera transmitía en vivo.
Las víctimas de estos ataques suelen ser los primeros en responder a la agresión. La táctica de doble impacto implica un primer ataque, seguido de un segundo cuando llegan los socorristas, lo que multiplica las víctimas, especialmente entre el personal humanitario. En el ataque al hospital Nasser, al menos 20 personas murieron, incluyendo personal médico, pacientes, cinco periodistas y miembros de la defensa civil, según el Ministerio de Sanidad gazatí. Desde octubre de 2023, al menos 240 periodistas han perdido la vida en la Franja, de acuerdo con el Sindicato de Periodistas Palestinos.
Las reglas de la guerra
Los ataques de doble impacto violan varias normas del derecho internacional humanitario, incluidos los Convenios de Ginebra y el Estatuto de Roma, que prohíben atacar a personas protegidas, como socorristas, médicos y periodistas.
“Los Convenios de Ginebra están diseñados para proteger a los heridos en contextos bélicos”, explica Christian Arias, experto en Defensa Nacional. Estas normas exigen que las partes en conflicto diferencien entre la población civil y los combatientes, así como que eviten ataques que puedan causar daños excesivos a los civiles. Atacar deliberadamente a la población civil podría constituir un crimen de guerra según el Estatuto de Roma.
El ataque al hospital Nasser es una violación de los Convenios de Ginebra, ya que estos buscan proteger a los civiles de cualquier tipo de ataque. En febrero de este año, el ejército israelí había cercado el hospital y ordenado su evacuación, irrumpiendo en sus instalaciones, también protegidas por el derecho internacional.

No es la primera vez que Israel utiliza esta táctica en su ofensiva contra Gaza. En julio de 2024, un ataque similar causó al menos 90 muertes y heridas a unas 300 personas en la zona de emergencia de Al Mawasi. Tras atacar varios lugares, el ejército disparó otro misil mientras los servicios de emergencia acudían a atender a las víctimas.
Esta estrategia también ha sido utilizada en otros conflictos, como la ofensiva de Rusia en Ucrania. La Misión de Observación de Naciones Unidas en Ucrania ha advertido sobre el uso de ataques sucesivos en el mismo lugar, que han causado numerosas bajas entre los socorristas. Estados Unidos también ha sido acusado de emplear esta técnica en Afganistán y Pakistán, donde se han documentado ataques similares por parte de la CIA.
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