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Interferencias rusas del GPS afectan miles de vuelos en Europa del Este

Las interferencias en el GPS, como las que sufrió el avión en el que viajaba Ursula von der Leyen el pasado domingo, se han convertido en un problema para los pilotos que sobrevuelan el este de Europa. El chárter que trasladaba a la presidenta del Ejecutivo comunitario de Polonia a Bulgaria es uno de los decenas de miles de vuelos —centenares cada día— que se han visto afectados en los últimos tres años por perturbaciones en las señales del sistema de posicionamiento global, atribuidas a acciones deliberadas de Rusia. Esta práctica ha crecido considerablemente en los últimos meses.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, las interferencias en el GPS —que afectan tanto a la aviación como a la navegación marítima— son recurrentes en los países más cercanos al conflicto. Este tipo de interrupciones son habituales en las zonas de conflicto y el Kremlin sostiene que se deben a operaciones de guerra electrónica con fines defensivos, destinadas a proteger las infraestructuras críticas del país de ataques externos. Sin embargo, estas explicaciones no convencen a la Unión Europea, que sancionó en julio a nueve ciudadanos rusos por este motivo, entre ellos los dos militares de mayor rango del 841º Centro Independiente de Guerra Electrónica de la Flota del Báltico.

Las sanciones se aprobaron tras la solicitud de 17 Estados miembros, encabezados por Lituania, que instaron a Bruselas a tomar medidas contra las alteraciones en el sistema de posicionamiento global procedentes de Rusia y Bielorrusia. En una carta, los firmantes descartaron que estas interferencias sean “incidentes aleatorios” y las calificaron como “acciones sistemáticas y deliberadas” y “ataques de guerra híbrida”.

Solo en junio, los pilotos que sobrevolaron territorio lituano informaron de interferencias en 1.022 ocasiones —muy por encima de las 46 del mismo mes en 2024 y las 585 del pasado mayo—. Lituania asegura que tiene identificadas una decena de ubicaciones en Kaliningrado —un enclave ruso fronterizo con el país báltico y Polonia— desde donde se generan las perturbaciones.

La pérdida de la señal GPS en pleno vuelo no supone, en principio, un grave riesgo. Los aviones comerciales cuentan con varios sistemas alternativos. Sin embargo, el aumento en la intensidad y frecuencia de las interrupciones reduce la seguridad y eleva las posibilidades de que se produzca un accidente. Además, en los últimos meses han crecido significativamente los casos de spoofing, en los que un dispositivo transmite una señal análoga a la del satélite, pero de mayor potencia, engañando al receptor.

Finlandia y Estonia, los miembros de la UE con la frontera más extensa con Rusia, acusaron el año pasado a Moscú de interferir deliberadamente las señales de posicionamiento en su espacio aéreo. La ruta regular entre Helsinki y Tartu tuvo que ser suspendida debido al alto riesgo que suponía aterrizar en el aeropuerto de la segunda ciudad más poblada de Estonia, que ha sido modernizado para permitir aterrizajes con sistemas alternativos al de posicionamiento global por satélite.

Guerra electrónica

Las interferencias que afectan a territorio comunitario no se originan únicamente en Kaliningrado. Los sistemas de guerra electrónica rusos se emplean a diario en Ucrania para inhibir las comunicaciones de los drones enemigos y desviar la trayectoria de misiles. El ejército ruso también anula recurrentemente la señal GPS alrededor de Moscú y San Petersburgo, o en regiones alejadas del frente donde hay refinerías que han sido atacadas por drones ucranianos. Las perturbaciones son habituales en torno al mar Negro, donde los drones acuáticos de Ucrania han golpeado en varias ocasiones a buques de la Armada rusa.

En el mar Báltico, la navegación marítima por GPS es cada vez menos frecuente y, ante los riesgos que ello conlleva, las aseguradoras han elevado sus precios. En el noreste de Noruega, cerca de la base de la Flota del Norte, las autoridades tratan de adaptarse a la vida sin GPS. Además de a miles de vuelos internos, las interferencias también han afectado a helicópteros sanitarios en una de las zonas menos densamente pobladas de Europa.

Tras el incidente en el avión de Von der Leyen, el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, instó a fortalecer el sistema europeo de navegación por satélite —alternativo al GPS estadounidense— que se puso en marcha en 2016. “Las interferencias y el spoofing en las señales GPS perjudican nuestro transporte aéreo y marítimo. ¡Nuestro proyecto espacial Galileo puede ayudar! Aumentaremos el número de satélites en órbita terrestre baja para mejorar la robustez del sistema”, publicó el lituano en X.

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