Hace unos 41.000 años, el planeta Tierra se volvió un lugar mucho más hostil. El escudo magnético que nos protege del viento solar y la radiación cósmica se debilitó hasta casi desaparecer, y los polos magnéticos se movieron por todo el globo. Este evento, conocido como la excursión de Laschamps, sumió al planeta en un entorno de radiación sin precedentes durante casi dos milenios.
Nuestros antepasados vivieron diferente. Los Homo sapiens que se expandían por Eurasia, y los neandertales en sus últimos milenios de existencia, vivieron bajo un cielo muy diferente. Un nuevo estudio publicado en Science Advances ha reconstruido por primera vez en 3D el entorno espacial de la Tierra durante este caótico periodo. Los resultados muestran cómo era el planeta y ofrecen pistas sobre cómo nuestros ancestros pudieron haber sobrevivido e incluso prosperado.
Un escudo magnético roto y auroras sobre el ecuador. El campo magnético de la Tierra actúa como un escudo invisible generado por el núcleo de hierro líquido del planeta. Sin él, la atmósfera sería barrida y la vida en la superficie estaría expuesta a radiación dañina.
Durante el evento de Laschamps, este escudo se debilitó hasta alcanzar apenas un 10% de su fuerza actual. Según la simulación del equipo dirigido por Agnit Mukhopadhyay, esto tuvo consecuencias espectaculares relacionadas con la magnetosfera y los polos.
La magnetosfera se contrajo drásticamente. La burbuja protectora que nos rodea se encogió a casi la mitad de su tamaño normal. En su punto más débil, el límite de este escudo se encontraba a solo 15.500 km de la superficie, una distancia peligrosamente cercana.
Los polos se volvieron inestables. El eje magnético se inclinó más de 75 grados, lo que hizo que el campo magnético de la Tierra se volviera “multipolar”, con varios polos norte y sur débiles repartidos por el planeta.
Lógicamente tuvieron consecuencias. La consecuencia más visible de este caos magnético fue la migración de las auroras. Normalmente confinadas a las regiones polares, las luces del norte y del sur se expandieron y vagaron por todo el globo. En el pico del evento, las auroras eran probablemente un fenómeno global, visibles desde casi cualquier punto del planeta.
Adaptarse o morir. Las auroras visibles desde el Sáhara implicaban una exposición mucho mayor a la radiación ultravioleta, con riesgos asociados como quemaduras, cáncer de piel y problemas en el desarrollo fetal.
El estudio conecta la geofísica con la arqueología, sugiriendo que el evento de Laschamps coincide con cambios notables en el comportamiento humano, que podrían interpretarse como adaptaciones a este nuevo entorno.
Aparición de ropa a medida. Los Homo sapiens de la cultura Auriñaciense desarrollaron herramientas como agujas de hueso y raspadores, asociadas con la fabricación de ropa ajustada, que ofrecía una protección más completa contra la radiación UV.
Uso generalizado de ocre. El ocre, un pigmento mineral de óxido de hierro, se vuelve más común en los yacimientos arqueológicos de esta época, lo que sugiere su uso como protector solar tópico.
El boom del arte rupestre. El evento coincide con la aparición de algunas de las primeras pinturas rupestres figurativas conocidas, lo que podría estar relacionado con la necesidad de los humanos de pasar más tiempo dentro de cuevas para protegerse de la radiación.
Lo inevitable: la desaparición de los neandertales. Este hecho se produjo al final de este periodo y sugiere que la incapacidad de los neandertales para adaptarse a los altos niveles de radiación pudo haber sido un factor en su declive.
Si se diera hoy en día, acabaría en apocalipsis. El campo magnético de la Tierra se ha debilitado en un 10% en los últimos 180 años. Un evento similar al de Laschamps hoy en día podría provocar graves consecuencias, como la exposición de satélites a radiación, sobrecargas en la red eléctrica global y cambios climáticos significativos.
Un vistazo al futuro de nuestro planeta. El estudio de la excursión de Laschamps es una advertencia sobre la fragilidad de nuestro mundo y un recordatorio de que la Tierra es un sistema dinámico. La supervivencia de nuestros antepasados dependió de su ingenio, mientras que hoy, nuestra supervivencia podría depender de una tecnología vulnerable.
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