La historia de los García Furfaro comenzó a cambiar cuando un profesional del Hospital Italiano de La Plata detectó un patrón en varias muertes inexplicables. Todas habían sido medicadas con fentanilo de HLB Pharma. Más de 100 muertes llevaron a la Justicia a detener a los dueños del laboratorio, incluidos Ariel García Furfaro.
La caída de este imperio, conformado por HLB, Laboratorios Ramallo y la droguería Alfarma, representa más que la detención de los responsables de producir la sustancia. Significa que estos gestores de la salud han perdido la protección judicial y política que los había respaldado.
Si bien la detención de los Furfaro era esperada dada la magnitud del caso, es evidente que nadie llega a manejar millones y a expandir sus negocios en otros rubros sin un sistema de emergencias y una red de vínculos que les permita operar de manera sospechosa.
No es posible hacer negocios en un mercado altamente regulado, como el de los medicamentos, sin tener un engranaje que facilite las autorizaciones. Si bien el productor de la sustancia es culpable, también se debe investigar los niveles de responsabilidad que permitieron su operación.
Esta red de complicidades se centraba en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), un organismo del Ministerio de Salud que permitió que el fentanilo llegara a las terapias intensivas. Alguien, o varios, fallaron en el control de los laboratorios de García Furfaro.
Además, cuando aparecieron las primeras víctimas, no hubo la diligencia necesaria para identificar rápidamente el opioide mortal.
La situación se tornó crítica cuando un centenar de muertes movilizó a la opinión pública, que inicialmente observó las primeras muertes con indiferencia. Una encuesta de Poliarquía reveló que una amplia mayoría cree que los laboratorios que produjeron fentanilo adulterado contaron con protección política para operar sin controles. El 68% considera “muy probable” que existiera tal protección, mientras que el 16% lo ve “posible” y solo el 12% no cree que haya sido así.
Asimismo, el 68% de los encuestados respondió afirmativamente a la pregunta sobre si creían que había vínculos entre los laboratorios involucrados y redes de narcotráfico o crimen organizado.
El escándalo de las muertes por fentanilo ha suscitado dudas sobre los vínculos de los laboratorios con el narcotráfico. Está claro qué producían y a quiénes les vendían. Gobernadores e intendentes tienen órdenes de compra de este laboratorio, que ofrecía precios muy inferiores a los del mercado. Operaban como expertos en evadir regulaciones, controles, impuestos y competencia.
Más allá de estas causas, la red que los conecta al narcotráfico no puede ser ignorada. El fentanilo es la nueva epidemia mundial. Según un informe del Gobierno de Estados Unidos, se compara su poder con el de la morfina por 90.
El mismo informe indica que con 2 miligramos de fentanilo se puede causar la muerte, lo que significa que un kilo de esta droga puede matar a 500,000 personas. HLB aún no ha podido explicar el faltante de más de cinco kilos de fentanilo.
Desde los primeros casos, los García Furfaro tuvieron tiempo para ocultar pruebas y desviar la investigación.
Durante su expansión, el clan García Furfaro estableció vínculos que ahora son cruciales para entender su protección. Ariel García se acercó al poder prometiendo construir una planta farmacéutica en Catamarca y realizando otros proyectos en distintas provincias, lo que le permitió entablar relaciones con gobernadores.
La actividad hípica de los hermanos, que fue la más destacada en San Isidro en 2024, los llevó a estar cerca de Alfredo “Fredy” Lijo, hermano del excandidato a la Corte, a quien le proveían fentanilo para uso veterinario.
Además, establecieron cercanía con Lázaro Báez y compartieron domicilio en varias sociedades. También llegaron a Paraguay, donde se fotografiaron con el expresidente Horacio Cartes y establecieron relaciones con figuras influyentes.
Organizaron viajes a Estados Unidos para jueces y fiscales, donde los agasajaron con fiestas y eventos. Invitaban a empresarios, jueces, sindicalistas y políticos que compraban sus productos. Mantuvieron cercanía con el barón del conurbano Mario Ishi y defendieron a narcotraficantes importantes. En un evento en el Instituto Patria, se fotografiaron con Cristina Kirchner.
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