La frase “un pequeño paso para el hombre” está grabada en la memoria colectiva como el cénit de la exploración espacial. Estados Unidos ganó la carrera a la Unión Soviética cuando Neil Armstrong marcó con su huella el suelo lunar. Sin embargo, 56 años después, Washington vuelve a mirar a la Luna con preocupación. El rival ha cambiado, y el premio es mucho mayor que la simple proeza de llegar. La nueva carrera espacial contra China no es por la gloria, sino por el control de los recursos que definirán el futuro en el espacio y el equilibrio de poder en la Tierra.
La promesa de Sean Duffy
Horas después de que Starship completara su décimo vuelo, el administrador en funciones de la NASA hizo una afirmación rotunda: “En 2027, volveremos a enviar astronautas estadounidenses a la Luna. Ganamos la carrera espacial de ayer, vamos a ganar la carrera espacial de hoy contra China, y ganaremos siempre la carrera espacial de mañana”.
Los retrasos de Artemis
La fecha inicial que fijó la NASA para un nuevo alunizaje con humanos fue 2024. Sin embargo, para entonces no estaban listos ni la etapa central del cohete SLS, ni la nave Orion, ni los trajes espaciales de los astronautas, ni mucho menos el módulo de alunizaje HLS: una Starship de SpaceX adaptada para aterrizar en la Luna.
La última fecha prevista para la misión Artemis III es agosto de 2027. Es posible que los demás elementos de la misión estén listos para entonces, pero cada vez más analistas ponen en duda que la nave Starship llegue a tiempo, puesto que acumula sus propios retrasos.
El año “perdido” de Starship
La gigantesca nave de SpaceX es la única baza de Estados Unidos para posar a sus astronautas en la Luna, al menos hasta que la alternativa de Blue Origin esté lista. Pero su desarrollo ha sufrido un parón significativo. Tras un vuelo exitoso en junio de 2024, la compañía de Elon Musk ha necesitado más de un año para volver a encauzar el programa.
Este año de escasos avances en Starbase ha mantenido en vilo a la NASA. Especialmente porque SpaceX aún tiene que demostrar la transferencia de propelentes en el espacio a una escala nunca vista antes de seguir adelante con un alunizaje sin tripulación en 2026.
La metódica conquista lunar de China
Lejos de los vaivenes políticos que a menudo afectan a los programas espaciales occidentales, China ha seguido un plan persistente durante décadas. Las misiones robóticas Chang’e ya lograron hitos sin precedentes, como traer a la Tierra las primeras muestras de la cara oculta de la Luna. Pero han sido solo el principio.
El objetivo de China es crear una enorme base en la Luna junto a sus socios, para lo cual lleva tiempo desarrollando su propio programa lunar tripulado. China planea enviar sus primeros astronautas a la Luna en 2030, y sus ingenieros están avanzando como un reloj hacia ese objetivo. En las últimas semanas, la empresa estatal CASC ha probado con éxito un prototipo de su módulo lunar Lanyue y completado un encendido estático del cohete pesado CZ-10.
El Salvaje Oeste de los recursos lunares
La hipotética victoria de China en el espacio sería una derrota geopolítica sin precedentes para Estados Unidos. El senador estadounidense John Cornyn lo expuso sin rodeos: “Los que controlan la última frontera controlan el futuro. Si Estados Unidos no aprovecha los recursos sin explotar de la Luna, China lo hará”.
Según el profesor de política científica Kazuto Suzuki, esto no es una carrera para poner los pies en la Luna. Es una carrera para encontrar y controlar los recursos lunares. “China quiere ser la primera para tener el derecho de dominar y monopolizar los recursos, es el Salvaje Oeste”.
¿De qué recursos hablamos?
Aunque el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 prohíbe la apropiación nacional de cuerpos celestes, la realidad es que quien llegue primero y establezca la infraestructura tendrá ventaja para explotar los vastos tesoros que ofrece la Luna:
- Agua helada: concentrada en los cráteres en sombra perpetua de los polos lunares. No solo es vital para la vida, sino que puede descomponerse en hidrógeno y oxígeno, los componentes básicos para producir combustible de cohetes.
- Helio-3: Un isótopo ligero y raro en la Tierra que es abundante en el regolito lunar.
- Metales y minerales: La superficie lunar es rica en hierro, titanio, aluminio y silicio.
- Energía solar: Sin una atmósfera que la disperse, la energía solar en los polos lunares es constante y abundante.
El reactor nuclear y su zona de exclusión
El temor en Washington es que el primer país en establecer una base funcional pueda, en la práctica, reclamar el territorio. Esta preocupación se hizo explícita hace unos días cuando la administración estadounidense urgió a la NASA a instalar un reactor de fisión nuclear en la Luna para 2030, adelantándose a los planes sinorrusos.
Un reactor nuclear es indispensable para sobrevivir a las gélidas y largas noches lunares de dos semanas. La directiva lo dejaba claro: “El primer país en hacerlo podría declarar una zona de exclusión, lo que limitaría significativamente a Estados Unidos”.
Mucho poder en juego
Si China logra alunizar antes que Estados Unidos, estaríamos ante el fin del excepcionalismo estadounidense. Llegar primero se traduce en una influencia decisiva para establecer los estándares técnicos y los protocolos de comunicación del espacio cislunar.
Estados Unidos cuenta con la ventaja de su experiencia y un sector privado más avanzado, pero China tiene a su favor la estabilidad, la planificación a largo plazo y un impulso implacable. Esta vez, la meta no es una bandera, sino la llave de los recursos que moldearán el futuro de la humanidad en el espacio profundo y el delicado equilibrio de poder en nuestro propio planeta.
Imagen | NASA
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