A mediados de mayo, el aumento del tráfico de camiones cargados de arcilla en Teruel reveló una conexión inesperada con la guerra en Ucrania. La escasez de este material, resultado del conflicto, ha llevado a buscar soluciones en el sur de Europa.
Sin embargo, la situación actual es más preocupante: hay una falta crítica de TNT.
Del auge a la dependencia
El New York Times reportó que durante más de un siglo, el trinitrotolueno (TNT) fue fundamental en la industria militar y civil de Estados Unidos, con millones de toneladas producidas para las dos guerras mundiales y la segunda mitad del siglo XX. Su bajo costo, que llegó a ser de 50 centavos de dólar por libra, lo convirtió en un insumo clave para proyectiles, bombas y la construcción de infraestructuras.
Sin embargo, la producción de TNT generaba residuos tóxicos, lo que llevó al cierre de la última planta nacional en los años ochenta. Desde entonces, Estados Unidos ha dependido de proveedores extranjeros, principalmente de China, Rusia, Polonia y Ucrania, que asumieron los costos ambientales de su fabricación.
El impacto de la guerra
La invasión rusa en 2022 alteró este panorama. Estados Unidos dejó de reciclar explosivos antiguos, manteniendo en servicio armas obsoletas, mientras que Polonia comenzó a destinar su producción a Ucrania. Al mismo tiempo, Rusia y China restringieron las exportaciones hacia Occidente, resultando en una escasez mundial de TNT que afecta tanto la producción militar como sectores civiles como la minería y la construcción.
Efectos
La falta de TNT amenaza con ralentizar proyectos de infraestructura, incluyendo carreteras y puentes, así como el suministro de cemento y materiales básicos. El New York Times destacó que la reducción de suministros ha impactado los procedimientos en canteras, donde se utilizan cargas mínimas de TNT para detonar mezclas de nitrato de amonio.
Aunque el uso de tecnología avanzada permite explosiones más precisas, la ausencia de TNT compromete la eficacia de estos procesos, incrementando costos y afectando la disponibilidad de materias primas.
La respuesta de Estados Unidos
Ante esta escasez, el Congreso aprobó la construcción de una nueva planta de TNT en Kentucky, con un presupuesto de 435 millones de dólares, que comenzará a operar en 2028, pero solo para uso militar, sin abastecer al sector civil. Esto refleja una clara prioridad de asegurar la autonomía del complejo militar-industrial, dejando sin solución inmediata a las industrias extractivas y constructoras. Además, el Pentágono está trabajando en diversificar proveedores y aumentar la producción interna de otros explosivos.
Alternativas y escenarios
Actualmente, la industria busca sustitutos como el PETN (pentaeritritol tetranitrato), que se produce en tres instalaciones estadounidenses, aunque su capacidad es limitada. Mientras tanto, el Ejército ha asegurado fuentes adicionales de TNT fuera de Polonia, aunque sin revelar detalles.
La situación presenta un dilema estratégico: la dependencia de un material obsoleto pero esencial, cuya falta amenaza tanto la capacidad bélica como la estabilidad de sectores clave de la economía. La escasez de TNT pone de manifiesto cómo un conflicto lejano puede afectar cadenas de suministro críticas y obligar a las potencias industriales a replantear su seguridad energética, tecnológica y militar.
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