Caen al suelo y agonizan exhaustos porque ya no pueden hacer más fuerza y, aun así, todavía les pegan. Pierden la visión por los latigazos. Se alimentan en basurales y luego se retuercen de dolor porque tienen los órganos obstruidos. Estas son algunas de las realidades que viven miles de caballos sometidos a la tracción a sangre en Argentina.
Frente a este panorama, existe un lugar que se ha convertido en refugio y esperanza: el único hospital de caballos del país, la ONG Caballos Quilmes, que cuenta con terapia intensiva y ya ha rescatado a más de 1500 animales víctimas del maltrato. Sin embargo, su continuidad peligra si no logran comprar las tierras donde funcionan.
El predio en el que se encuentra Caballos Quilmes está bajo un comodato que quedó en pie tras la muerte de su dueño. Los herederos, cuatro hijos, tres de ellos viviendo en el exterior, desean vender las tierras. Solo uno mantiene diálogo con la ONG y comprende el valor de su actividad, pero sus hermanos insisten en concretar la operación. La cifra que piden es inalcanzable para la organización.
Karina Dotto, actual directora y representante legal, explicó que la propuesta de mudarse a otro campo significaría perder todo lo construido: un hospital escuela en el que se ha invertido mucho esfuerzo y dinero, que también funciona como espacio de formación para estudiantes de veterinaria de la Universidad de Buenos Aires y de La Plata.
La ubicación actual es clave por su fácil acceso, incluso en días de lluvia. Por ello, la continuidad del hospital depende de reunir los fondos necesarios: se requieren 150.000 personas que aporten simbólicamente 10.000 pesos para poder adquirir las tierras y asegurar la supervivencia del proyecto.
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