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El proyecto ITER de fusión nuclear enfrenta retrasos pero sigue en marcha

El año 2024 fue complicado para ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), el reactor experimental de fusión nuclear que se construye en Cadarache, Francia, bajo la dirección de un consorcio internacional liderado por la Unión Europea. Aunque el proyecto fue concebido en 2006 y oficialmente lanzado en 2007, el ensamblaje de esta compleja máquina no comenzó hasta 2020.

El itinerario inicial propuesto por EUROfusion, la organización encargada de impulsar la investigación para la fusión nuclear en Europa, establecía que el ensamblaje de ITER se completaría en 2025, seguido de las primeras pruebas con plasma. En 2028, se planearon pruebas de baja potencia con hidrógeno y helio, y en 2032 se llevarían a cabo experimentos de alta potencia. Sin embargo, en 2035 se esperaba que ITER iniciara las pruebas de alta potencia con deuterio y tritio, y en 2040 se demostraría la rentabilidad energética de la fusión nuclear.

Desafíos técnicos y retrasos

En 2022, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa identificó irregularidades técnicas en los sectores de la cámara de vacío, lo que llevó a ITER a establecer un grupo de trabajo para abordar estas cuestiones y continuar con el ensamblaje del reactor tokamak. La complejidad del ensamblaje, con una cámara de vacío que pesa 8.000 toneladas y requiere tolerancias del 0,1%, ha presentado desafíos significativos. Se han utilizado tecnologías avanzadas, como la soldadura con haz de electrones y modelos de inteligencia artificial para detectar defectos.

La pandemia de COVID-19 y la naturaleza inédita de muchos componentes han contribuido a los retrasos en los hitos del proyecto. A pesar de esto, el itinerario actualizado prevé que en 2034 se realicen los primeros experimentos en el reactor, en 2036 se pruebe el sistema magnético para el confinamiento del plasma, y en 2039 se inicien las pruebas de alta potencia con deuterio y tritio, un hito que originalmente se esperaba para 2035.

En el último año, el ensamblaje ha progresado, y uno de los logros recientes fue la finalización de la planta criogénica, que es esencial para el funcionamiento de los imanes superconductores del reactor. Estos imanes, que pesan 10.000 toneladas y requieren temperaturas de -269 ºC para funcionar, son cruciales para generar el campo magnético necesario para confinar el plasma. La planta criogénica tiene una superficie similar a un campo de fútbol y alberga tanques de almacenamiento de gran tamaño.

El gerente de Fusion for Energy, Grigory Kouzmenko, expresó optimismo sobre el futuro del proyecto, destacando que se ha entrado en una fase emocionante donde los esfuerzos de años anteriores comienzan a materializarse gracias a la colaboración entre todas las partes involucradas.

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