El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, llegó al Congreso el pasado 9 de julio con un documento que contenía 50 preguntas dirigidas a Pedro Sánchez sobre presuntos casos de corrupción relacionados con el PSOE. En un breve tiempo de confrontación, Feijóo entregó este listado a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para que se lo hiciera llegar a Sánchez. Sin embargo, el presidente del Gobierno no respondió a estas preguntas.
Ahora, el PP ha registrado formalmente estas 50 preguntas en el Congreso para exigir una respuesta oficial del Gobierno. La situación se ha intensificado con el surgimiento del ‘caso Cerdán’, que obligó a Sánchez a comparecer en el Congreso para dar explicaciones sobre este asunto. En esa ocasión, el líder socialista se presentó como un “político limpio” y anunció un plan para combatir la corrupción, sin abordar las preguntas planteadas por Feijóo.
Las preguntas del PP están divididas en varios bloques. Algunas indagan sobre la relación de Sánchez con José Luis Ábalos, si le informó sobre un informe de la UCO antes de su cese, y sobre la manipulación de las primarias del PSOE. Otras se centran en Santos Cerdán y su posible implicación en casos de corrupción, así como en el rescate a Air Europa y la relación de Armengol con la trama de venta de mascarillas.
Los trámites
El PP ha declarado que este registro obligará al Gobierno a responder por escrito a las cuestiones planteadas. No obstante, las preguntas deben ser aprobadas por la Mesa del Congreso, que cuenta con mayoría de PSOE y Sumar. Aunque es habitual que se tramiten las preguntas, existen límites, ya que la Cámara baja controla al Gobierno, pero no a los partidos políticos. Por lo tanto, las preguntas sobre corrupción en el seno del PSOE podrían ser rechazadas.
Si las preguntas son aceptadas, los ministerios tendrán flexibilidad en sus respuestas, pudiendo alegar desconocimiento sobre los casos mencionados o que no pueden comentar debido a que están judicializados. De esta manera, la estrategia del PP podría enfrentar la misma falta de atención que Sánchez mostró hacia Feijóo el 9 de julio.
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