El Partido Popular (PP) ha manifestado su rechazo a la celebración de la Diada, considerándola un “instrumento de división”. Esta postura se reafirma en el contexto de un Govern no independentista, marcado por la presencia de Junts y ERC en los años anteriores, que había dominado la centralidad de la jornada durante más de una década. A pesar de este cambio, el PP ha decidido no participar en los actos oficiales, aludiendo que la Diada ha sido utilizada como un “altavoz de los discursos que han conducido a Catalunya al declive institucional, a la crispación social y al estancamiento económico y político”. En su manifiesto, el partido ha expresado: “Así no es nuestra fiesta”.
El miércoles, los diputados del PP se ausentaron del acto oficial en el Parlament, donde estuvieron presentes el president de la Generalitat, Salvador Illa, y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Durante esta ceremonia se izó una gran ‘senyera’ que a partir de ahora presidirá la entrada de la institución, simbolizando el inicio de una nueva etapa en Catalunya, con los vetos al PSC ya superados. El PP también se ausentó del evento organizado por el Govern en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC).
En contraposición, el PP organizó su propio acto, que tuvo que realizarse en su sede debido a las inclemencias del tiempo. En este evento, el presidente del PP en Catalunya, Alejandro Fernández, criticó al Govern de Illa y cuestionó su discurso sobre la “normalidad” política. Fernández aseguró que “no es cierto que haya normalidad, la política catalana sigue secuestrada”, y afirmó que las decisiones importantes para Catalunya no se toman en el Parlament, sino de manera “opaca” en Bélgica. Esta afirmación se refería específicamente al líder de Junts, Carles Puigdemont, a quien describió como un “prófugo de la justicia”.

Conflictos lingüísticos y educación
El líder del PP también hizo alusión a la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) sobre el uso del catalán en las escuelas y la intención de Illa de recurrir dicha decisión. Fernández argumentó que “no se puede hablar de normalidad cuando los conflictos lingüísticos se intensifican” y criticó a una parte de la sociedad catalana por no reconocer que Catalunya cuenta con más de una lengua. Según él, existe un “bilingüismo natural” en Catalunya que no se refleja en las administraciones, y abogó por una educación “libre y de calidad”.
Postura de Vox y Societat Civil Catalana
Por su parte, Vox no ha organizado ningún acto para conmemorar la Diada, negando que esta jornada sea “para los catalanes”. El partido, liderado por Ignacio Garriga, no asistió a las celebraciones del Govern, aunque tampoco había recibido invitación, ya que la directriz del Govern fue convocar a todo el espectro político, a excepción de la extrema derecha, incluyendo a Vox y Aliança Catalana.
Asimismo, la entidad civil no independentista Societat Civil Catalana (SCC) también se ausentó de la celebración. En un comunicado, SCC calificó la Diada de “separatista y excluyente”, sugiriendo que “la fiesta autonómica se traslade al 23 de abril”, ya que consideran que Sant Jordi representa “lo mejor de la sociedad catalana”. La entidad argumentó que en 1980, el nacionalismo “inventó, oficializó y secuestró una celebración que excluye a los catalanes no separatistas”. A pesar de observar una disminución en la participación en las manifestaciones de la ANC por la Diada, SCC advirtió que la influencia del independentismo en la toma de decisiones que afectan a todos los españoles sigue siendo significativa.
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Contexto
La Diada, celebrada anualmente en Catalunya, ha sido históricamente un símbolo de la identidad catalana y del movimiento independentista. Sin embargo, su interpretación y uso han generado divisiones en la sociedad catalana, especialmente entre los partidos políticos. En años recientes, la celebración ha estado marcada por la polarización, con el Partido Popular y otros grupos no independentistas cuestionando su carácter inclusivo y su papel en la política catalana. La postura del PP refleja una creciente tensión entre las fuerzas políticas que abogan por la unidad de España y aquellas que promueven la autodeterminación de Catalunya.
La crítica del PP hacia la Diada como un “instrumento de división” resuena en un contexto donde la política catalana se encuentra en un punto de inflexión. Con un Govern no independentista, la celebración de la Diada se convierte en un terreno de disputa, donde se enfrentan diferentes visiones sobre la identidad y el futuro de Catalunya. Esta situación plantea interrogantes sobre cómo se construirá el diálogo político y social en los próximos años, y qué implicaciones tendrá para la cohesión social en la región.
Claves y próximos pasos
- La Diada seguirá siendo un punto de controversia entre los partidos políticos, lo que podría intensificar el debate sobre la identidad catalana.
- El PP y otros partidos no independentistas podrían buscar nuevas estrategias para contrarrestar la narrativa del independentismo en futuras celebraciones.
- Se puede esperar un aumento en la polarización política en Catalunya, así como un debate más amplio sobre la educación y el uso de lenguas en las escuelas.
FAQ
¿Cómo me afecta? La postura del PP y otros partidos sobre la Diada puede influir en el clima político y social en Catalunya, afectando la forma en que se abordan temas de identidad y educación en la región.
¿Qué mirar a partir de ahora? Es importante observar cómo evolucionan las relaciones entre los partidos políticos en Catalunya y cómo estas dinámicas impactan en futuras celebraciones y en la política educativa.
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