La brecha entre el coste de la vida y los salarios en España cuestiona que tener un trabajo, incluso uno estable, sea una garantía de subsistencia. Según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, aproximadamente el 30% de los jóvenes en el país vive en riesgo de pobreza o exclusión social, incluso teniendo un empleo.

Trabajar ya no garantiza evitar la pobreza. Tener un empleo ha dejado de ser sinónimo de seguridad para los menores de 30 años. Según el informe, el 18,8% de los jóvenes que trabaja está en riesgo de pobreza, una cifra que casi duplica los datos de 2009 y confirma el desgaste del mercado laboral como escudo protector.

Para quienes no tienen empleo, la situación es aún más grave: más del 52,1% de los jóvenes desempleados vive bajo el umbral de la pobreza, el doble que la media del total de la población joven.

Sube el salario y baja el paro juvenil. Aunque el salario mediano juvenil subió un 11,4% en 2024, alcanzando los 14.046 euros anuales, muchos jóvenes no pueden garantizarse una calidad de vida suficiente con ese salario. El 53,6% de los jóvenes de entre 16 y 29 años no dispone de ingresos propios, y en el 14,9% de los hogares jóvenes, ninguno de sus miembros tiene empleo.

El informe también revela que las cifras de paro juvenil han mejorado, bajando hasta el 19,1%, su valor más bajo desde 2007. Sin embargo, el desempleo se mantiene en un 24,9% entre los menores de 25 años y un 35,5% entre quienes compaginan el trabajo con los estudios. Además, el 36,2% de la juventud ocupada está sobrecualificada para el empleo que desempeña.

La desigualdad entre mujeres y jóvenes con menos estudios. Las mujeres y los jóvenes con menos estudios son los más expuestos al riesgo de pobreza. El 31,1% de las mujeres jóvenes se encuentra en esta situación, frente al 28,9% de los hombres. Esta brecha se amplía con el descenso en el nivel educativo.

Asimismo, los hombres jóvenes ganan de media 1.929 euros más al año que sus compañeras, lo que representa una diferencia salarial significativa.

La clave de bóveda: la vivienda. En el centro de esta precariedad económica se encuentran los precios desorbitados de la vivienda, que se han convertido en la principal preocupación de los españoles. Las dificultades para acceder a una vivienda propia han agravado la situación, y la tasa de emancipación de los jóvenes en España se ubicó en apenas el 14,8% durante el primer semestre de 2024, el nivel más bajo registrado.

Un muro para la emancipación. Acceder a una vivienda propia se ha convertido en una misión casi imposible para los jóvenes. Según el informe, el alquiler base se sitúa en torno a 1.080 euros mensuales, lo que significa que una persona joven debe dedicar el 92,3% de su sueldo a la vivienda si quiere vivir sola.

La opción de compra tampoco es alentadora. El precio medio de compraventa de vivienda es de aproximadamente 197.210 euros, equivalente a 14 años de un salario juvenil medio actual. La entrada para la vivienda, estimada en 59.163 euros, ya supone unos cuatro años de salario, lo que complica aún más la emancipación juvenil.

Ante este contexto, el 57,9% de los jóvenes que logran emanciparse vive de alquiler, y casi un tercio comparte piso para poder asumir los gastos. Sin embargo, el precio medio de una habitación en piso compartido asciende a 375 euros al mes, equivalente al 35,8% del salario neto mensual de un joven, superando ampliamente el umbral recomendado internacionalmente del 30%.

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