LINDAU.- Dos economistas argentinos integraron el grupo de más de 200 jóvenes académicos en un congreso que tuvo como protagonistas centrales a los ganadores del Premio Nobel de esta disciplina. Se trata de Daniela González Montenegro e Ignacio Girela, graduados y estudiantes de doctorado en la Universidad de Córdoba (UNC), quienes fueron seleccionados como representantes locales en el encuentro en el que participaron, entre otros, Simon Johnson (Nobel en 2024), Joseph Stiglitz (2001), Paul Romer (2018) y Jean Tirole (2014).
Ambos estuvieron junto a investigadores de diferentes continentes en las jornadas Lindau Nobel Laureate Meetings, que se organizan en esta ciudad del sur de Alemania desde 1951 y alternan diferentes disciplinas en cada edición. Conferencias de los Nobel, presentaciones de proyectos de investigación y espacios de debate sobre diferentes temas económicos fueron parte de la agenda.
González Montenegro, de 29 años, se dedica a investigar sobre inflación, marcada por la experiencia de su vida cotidiana en el país. “La motivación principal fue que no tengo recuerdos de una economía sin inflación. Es un tema recurrente en la Argentina, y siempre va a ser un problema de investigación que tiene un espacio de aplicación, al menos para nuestro país”, dice.
“Y charlando con colegas de todo el mundo nos damos cuenta de que, en general, la inflación no es un tema que esté muy presente en Europa”, explica, al identificar que en la agenda de investigación académica en el Viejo Continente son más mencionados otros, como los efectos del cambio climático o la urbanización.
En su proyecto, explica, trabaja con ‘redes bayesianas’ para intentar comprender las causas y relaciones entre variables detrás de la inflación. “Son modelos matemáticos que permiten representar tanto una relación o una estructura causal como también una distribución de probabilidades. Entonces, tenemos relaciones estadísticas entre diferentes variables. Es una buena forma para representar cualquier fenómeno complejo en realidad, como es en este caso la inflación”, dijo a LA NACION.
Girela, en tanto, nació en Cipolletti, Río Negro, y se mudó a Córdoba para estudiar Economía en la UNC, donde luego continuó con su doctorado. Él es especialista en políticas sociales y el estudio de pobreza estructural, tema también motivado por el escenario económico argentino. “Cuando arranqué la carrera empecé a notar como cierto estancamiento a nivel económico y un nuevo resurgimiento de una pobreza estructural. Siempre me interesaron esos asuntos”, dice.
Su tesis doctoral, explica, combina el estudio de la pobreza con el análisis de datos para maximizar la eficiencia de programas sociales. “Lo que estudio es esa pobreza multidimensional, que es básicamente en vez de considerar la pobreza como la falta de ingresos, considerar un índice compuesto por varios indicadores sociales y cómo orientar políticas a eso”, dice a LA NACION.
“Y al mismo tiempo, lo que estoy haciendo es utilizar ciertos métodos que provienen más de la IA para mejorar un poco la eficiencia de hacer políticas más focalizadas y tener el mayor impacto sobre todo ese conjunto de indicadores al mismo tiempo”, agrega el economista, que antes de las jornadas en Lindau estuvo tomando clases en Oxford (Inglaterra).
Girela añade que ese enfoque no se orienta a un caso particular, sino a un estudio metodológico para entender y potenciar datos a partir de herramientas de IA. “Obtener datos a nivel social es sumamente costoso y difícil, especialmente en el mundo en desarrollo. Entonces, es bueno tener ciertos métodos que te permiten de algún modo explotar de la mejor manera toda esa escasez o combinar datos de distintas fuentes para hacer políticas sociales”, explica, sobre una búsqueda de combinar herramientas clásicas como encuestas de hogares o censos a otras fuentes de información.
Para llegar a las jornadas de Lindau, fueron postulados por la UNC, y luego seleccionados por la Fundación Columbus. Ambas entidades cubrieron el financiamiento para que ambos economistas pudieran participar. “Lo quiero agradecer, porque sé que es un esfuerzo económico importante para que nosotros podamos estar acá”, insistió Girela.
Además de las conferencias, hubo sesiones de presentación de los investigadores y otros espacios de intercambio académico con los ganadores del Nobel. En los pasillos o los almuerzos, era habitual ver a los Nobel compartir mesas, caminatas o café con los jóvenes de diferentes partes del mundo.
“Estar acá me sirvió mucho para entender cuáles son los otros problemas que muchos investigadores están haciendo y también para recibir un poco de feedback respecto a mi trabajo, e intercambiar con colegas que están en la misma etapa de mi investigación. Por supuesto, intercambiar algunas palabras con un premio Nobel siempre es enriquecedor. Y compartir mi experiencia desde la universidad y hacerlo más visible. A veces Argentina es solamente Buenos Aires y poder mostrar lo que hacemos en nuestra universidad fue un placer”, dice González Montenegro, que realiza su doctorado a través de la Secyt (Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC). Su plan, luego de este paso, es seguir en la academia.
Girela también está en su último año del doctorado, con una beca del Conicet. “Cuando terminé la carrera, evalué ir a estudiar afuera, pero amo mi país, decidí quedarme principalmente por eso. Y cuando conseguí la beca fue un gran logro”, dice sobre ese estipendio, que propone dedicación exclusiva a la investigación en su disciplina. Sin embargo, lamenta el ajuste en el sector.
“Con la beca uno se concentra en estudiar y publicar artículos, y puede dar clases, pero con ciertas restricciones, de hasta 10 horas semanales. Y es un problema porque en el último año y medio ha habido grandes recortes y en lo personal lo he sentido mucho, hemos perdido alrededor del 40% en términos reales, y en muchos meses la beca se mantuvo congelada nominalmente”, cuenta a LA NACION.
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