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Deuda de Estados Unidos: ¿Riesgo de colapso?

La deuda soberana de Estados Unidos, compuesta mayormente por bonos del Tesoro a diferentes plazos, se ha convertido en el activo financiero más líquido a nivel global. Estos bonos, respaldados por el gobierno, han sido históricamente considerados como los de menor riesgo.

Sin embargo, recientemente han surgido preocupaciones sobre su calidad crediticia. En agosto, la agencia de calificación Fitch degradó la clasificación de los bonos de “Investment Grade AAA” a “Investment Grade AA”, lo que indica un aumento en el riesgo asociado.

Esta degradación se atribuye a un preocupante aumento del gasto público y el déficit fiscal en la economía estadounidense. Ante este panorama, se plantea la posibilidad de un “reperfilamiento” o incluso un “default parcial” de la deuda. Si esto llegara a ocurrir, las consecuencias podrían ser severas, incluyendo desequilibrios en los mercados de capital, una caída en el valor de los bonos y un aumento en las tasas de interés.

Para entender mejor esta situación, es crucial identificar las dos principales fuentes de financiamiento del déficit: la emisión de deuda soberana y el aumento de la base monetaria. A mayor gasto, mayor déficit y, por ende, mayor necesidad de financiamiento. Actualmente, el déficit fiscal de Estados Unidos se sitúa en aproximadamente un 7% del PIB, lo que equivale a cerca de 2 billones de dólares.

La deuda pública ha crecido significativamente, pasando de 7.8 billones de dólares en 2004 a 35 billones en 2025, duplicando su relación con el PIB, que ha pasado del 60% al 120%. Comparativamente, el Tratado de Maastricht establece un límite del 60% para los países de la Comunidad Europea.

Además, la base monetaria ha aumentado alarmantemente, pasando del 6% del PIB al 20%. Esto indica un crecimiento peligroso del déficit y sus fuentes de financiamiento.

La cuestión central es si este aumento continuo del déficit, la deuda y la base monetaria es sostenible a corto plazo. Hasta ahora, la fuerte demanda global de deuda soberana y del dólar ha evitado desequilibrios significativos. Sin embargo, si la confianza de los inversores se ve afectada, podría haber un aumento del riesgo soberano y, potencialmente, un colapso en el cumplimiento de la deuda.

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