Drácula (Dracula: A Love Tale, Francia, Reino Unido/2025) Dirección y guion: Luc Besson. Música: Danny Elfman. Fotografía: Colin Wandersman. Edición: Lucas Fabiani. Elenco: Caleb Landry Jones, Christoph Waltz, Zoë Bleu Sidel y Guillaume de Tonquédec. Distribuidora: BF. Duración: 129 minutos. Calificación: Apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: regular.

Así como es común que en los mercados populares se vendan falsificaciones de marcas de lujo, en el cine existen versiones truchas de producciones prestigiosas. Estas son los llamados “mockbusters”, películas baratas que intentan capitalizar el interés generado por un blockbuster. Por ejemplo, cuando Spielberg estrenó su millonaria producción de La guerra de los mundos, el estudio The Asylum lanzó inmediatamente un film de bajo presupuesto titulado H.G. Wells La guerra de los mundos.

Drácula, la nueva realización de Luc Besson, se asemeja a un mockbuster del film homónimo de Francis Ford Coppola, llegando 33 años después sin un beneficio evidente en tal imitación. La elección de recrear esta historia suena caprichosa, especialmente tras el reciente estreno de Nosferatu, la remake de Robert Eggers, que probablemente haya cubierto la cuota anual del público para las películas de vampiros.

Besson, con su experiencia de cuarenta años en el cine, presenta una puesta en escena competente, pero las interpretaciones y el exceso de dramatismo generan momentos cómicos y bordean lo kitsch. La elección de los actores Caleb Landry Jones y Zoë Bleu Sidel no resulta clara, ya que la interpretación de Sidel es anodina y la de Landry Jones, como Drácula, se asemeja a una parodia de los manierismos de Gary Oldman, pero sin su talento. La película no logra alcanzar el estado de “tan mala que es buena”; es simplemente fallida en casi todos sus aspectos.

Por Hernán Ferreirós

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