El 3 de septiembre, Pekín fue escenario de uno de los desfiles militares más elaborados de China, conmemorando el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Este evento fue utilizado por el país para fomentar el nacionalismo y mostrar al mundo el lugar que aspira a ocupar.
Durante el desfile, se presentó una impresionante artillería, incluyendo el nuevo misil balístico intercontinental DF-61, sucesor del DF-41, y misiles con vehículos planeadores hipersónicos capaces de superar cinco veces la velocidad del sonido. Además, se exhibió un amplio repertorio de drones, tanto aéreos como submarinos, diseñados para diversas funciones, desde combate directo hasta logística.
Armamento de energía dirigida
El desfile también destacó la exhibición de armas láser y de energía dirigida, que pueden neutralizar sensores y drones enemigos a un costo mucho menor que las municiones convencionales. Se estima que si estos sistemas se despliegan en gran número, podrían representar un desafío significativo para cualquier fuerza que intente frenar los movimientos militares de China en su región de influencia.
Drones submarinos y misiles hipersónicos
Por primera vez, China mostró vehículos submarinos no tripulados de gran tamaño, que podrían llevar torpedos o minas, y cumplir funciones de reconocimiento. También se presentó el misil YJ-17, que combina tecnología de misiles hipersónicos y puede ser lanzado desde buques de guerra, lo que aumenta su capacidad disuasoria.
Producción militar y gasto
El desfile evidenció la capacidad de producción de China, que ha multiplicado su gasto militar por trece en los últimos 30 años, superando ampliamente a sus vecinos inmediatos. Analistas destacan que el país muestra la habilidad de desarrollar y desplegar sistemas avanzados más rápidamente que Occidente.
Desafíos y experiencia
A pesar de la impresionante exhibición, persisten dudas sobre la capacidad del Ejército Popular de Liberación (EPL) para transformar este arsenal en efectividad real, dado que China no ha participado en un conflicto de alta intensidad desde 1979. Esto contrasta con la experiencia militar de Estados Unidos, que ha demostrado una integración y eficacia en operaciones recientes.
En resumen, el desfile en Pekín mostró una fuerza tecnológica y productiva significativa, lo que sugiere un reordenamiento del equilibrio estratégico en Asia y el Pacífico. Sin embargo, los analistas advierten que los desfiles son solo escaparates y no pruebas de eficacia en combate real.
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