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China firma gasoducto Power of Siberia 2 con Rusia: acuerdo clave

En mayo, las conversaciones entre Moscú y Pekín sobre el gasoducto Power of Siberia 2 volvieron a estancarse. Rusia intentaba acelerar el cierre del trato, mientras que China se mostraba reticente, rechazando una ruta por Mongolia y discutiendo cada cifra de precio y plazos. El proyecto quedaba atrapado en la desconfianza mutua.

En Europa, la agenda era diferente. Bruselas aceleraba su estrategia para reducir la dependencia del gas ruso y ampliar las energías renovables. Este movimiento dejaba a Moscú con menos opciones, y sin Europa, necesitaba un comprador rápidamente, llevando todas las miradas hacia Pekín.

Un giro en Pekín

En septiembre, durante la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Pekín, Vladímir Putin y Xi Jinping anunciaron la firma de un memorando para construir el Power of Siberia 2. Según Reuters, el documento es legalmente vinculante y no solo una declaración de intenciones.

El gasoducto, una vez completado, permitirá transportar 50 bcm de gas anuales desde los yacimientos árticos de Yamal hasta el norte de China a través de Mongolia durante 30 años. Sin embargo, como informó el Wall Street Journal, aún faltan por definir aspectos esenciales como el precio, financiación y calendario de construcción, lo que permite a Pekín mantener una posición de ventaja.

Desarrollo del gasoducto

Aunque no hay fecha concreta para el gran proyecto, se ha registrado un cambio. Gazprom y la CNPC acordaron aumentar los envíos actuales, elevando el Power of Siberia 1 de 38 a 44 bcm anuales y el gasoducto de Sakhalin de 10 a 12 bcm.

El Power of Siberia 2 partirá de los yacimientos del Ártico ruso, recorriendo Siberia hasta Mongolia antes de llegar al norte de China. Su capacidad será de 50 bcm al año, equivalente a casi un tercio de lo que Rusia vendía a Europa antes de la invasión de Ucrania. Según el Financial Times, la infraestructura podría entrar en funcionamiento a principios de la década de 2030, aunque no se han concretado fechas.

Implicaciones globales

El Power of Siberia 2 no es solo un acuerdo bilateral, sino que puede reestructurar las dinámicas del mercado mundial del gas. Su funcionamiento podría retirar 50.000 millones de metros cúbicos de demanda de gas natural licuado (GNL) del mercado internacional, afectando los planes de inversión en nuevas plantas de exportación, especialmente en Estados Unidos, Qatar y Australia.

China se beneficia del nuevo gasoducto, asegurando un suministro estable en un contexto de volatilidad desde Oriente Medio. Pekín podría importar alrededor de 100 bcm de gas ruso por tubería cada año, lo que representaría cerca del 20% de su consumo total, aunque no implica una dependencia absoluta.

Impacto para Rusia

Rusia ha visto disminuir sus exportaciones de gas a Europa, pasando de 177 bcm en 2018-19 a solo 31 bcm a China el año pasado. Aunque el Power of Siberia 2 podría ayudar a compensar parte de ese volumen, Gazprom ha admitido que los precios para Pekín serán inferiores a los europeos.

Así, Rusia se asegura un cliente estratégico pero pierde poder de fijación de precios. China, a su vez, asegura un suministro estable sin comprometer su margen de maniobra, mientras que el mercado global del gas deberá adaptarse a un nuevo escenario donde Asia se convierte en el centro de gravedad.

Contexto geopolítico

El acuerdo surge en un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos, China y Rusia. Se interpreta como un desafío directo al orden global liderado por Washington, lo que podría llevar a una reducción en la compra de gas natural licuado estadounidense por parte de China y fortalecer la alianza entre Moscú y Pekín.

En Europa, se ha fijado 2027 como fecha límite para cortar definitivamente la dependencia del gas ruso. El Power of Siberia 2 simboliza esta ruptura, con gas que antes alimentaba calefacciones en Europa ahora destinado a China.

Relación desigual

A pesar de la retórica de amistad, la relación entre Rusia y China es asimétrica. China tiene el control sobre el ritmo, el precio y las condiciones del acuerdo, mientras que Rusia, aislada y sancionada, depende más de Pekín. Además, China está avanzando hacia un modelo energético más eléctrico y renovable, lo que podría reducir su dependencia del gas ruso en el futuro.

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