En la imagen de arriba se observa algo escalofriante y admirable, que a la vez tiene un rasgo ajeno, casi incomprensible. Desde nuestros prejuicios pensaríamos en un grupo de guerreros armados con feroces aves de presa, pero en realidad se trata de cazadores kirguises que emplean desde hace al menos dos milenios águilas reales para capturar sus presas. Se les llama bürkütchü (también se transcribe como berkutchi, aunque las vocales suenan más como la ü del alemán), porque bürküt significa águila real en kirguís. Las aves son criadas desde pichones y lleva unos cuatro años entrenarlas. Se eligen siempre hembras, que son más feroces, y estarán listas cuando su envergadura alcance los dos metros y sean capaces de descender a más de 140 km/h sobre sus presas. Y uno, ingenuamente, se asombra de los drones.
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