Algunos expertos creen que el esfuerzo en el ámbito de la computación cuántica no está dando resultados. Uno de los críticos más destacados es el matemático israelí Gil Kalai, profesor en la Universidad de Yale. Según él, el aumento en la complejidad de los sistemas cuánticos podría hacer que se comporten como los ordenadores clásicos, lo que haría que su supuesta superioridad desapareciera.
No obstante, la falta de consenso en la comunidad científica no debe opacar los avances significativos realizados por muchos grupos de investigación, incluidos algunos en instituciones españolas como el CSIC y empresas con grandes recursos como IBM, Google o Intel. Estas últimas sostienen que la esperada corrección de errores llegará a los ordenadores cuánticos, lo que les permitirá abordar una gama más amplia de problemas que los prototipos actuales.
Terra Quantum apuesta por la gravedad cuántica para corregir errores
El principal desafío que enfrentan los ordenadores cuánticos en la corrección de errores es el ruido, que puede alterar el estado de los cúbits e introducir errores de cálculo. Muchos grupos de investigación están optando por monitorizar las operaciones de los cúbits para identificar y corregir errores en tiempo real, aunque esta estrategia presenta dificultades prácticas.
Los cúbits lógicos son una manera de superar la sensibilidad de los cúbits físicos al ruido. Cada cúbit lógico se construye sobre varios cúbits físicos, permitiendo que un único cúbit lógico codifique un cúbit de información cuántica con redundancia, lo que facilita la detección y corrección de errores.
La estrategia de corrección de errores propuesta por los investigadores de Terra Quantum complementa las soluciones existentes. Su tecnología QMM (Quantum Memory Matrix) reduce los errores hasta en un 35% en los procesadores cuánticos actuales y alcanza una fidelidad del 94% utilizando diez veces menos cúbits que los métodos convencionales. Este artículo ha sido revisado por pares.
Terra Quantum ha probado su tecnología QMM en los procesadores superconductores de IBM, y su implementación solo requiere añadir un circuito cuántico que no altera la arquitectura del procesador. Este circuito se basa en un principio de la gravedad cuántica que describe el espacio-tiempo como una red de celdas de memoria de dimensión finita.
Esta innovación se suma a los esfuerzos de IBM, el MIT y otras organizaciones para vislumbrar un futuro optimista para los ordenadores cuánticos.
Imagen | IBM
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