Colombia vivió el jueves una jornada violenta con dos mortales ataques perpetrados presuntamente por disidencias de la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Uno de los atentados se dirigió contra una escuela militar de aviación en la ciudad de Cali, mientras que el otro tuvo lugar contra un helicóptero de la policía nacional en Antioquia, resultando en la muerte de 12 policías y dejando 3 heridos.
En Cali, medios locales reportaron la detonación de un camión cargado con cilindros bomba en las inmediaciones de la base aérea Marco Fidel Suárez. Las imágenes mostradas por LN+ evidencian el nivel de devastación en la zona, con escombros en las calles, autos en llamas y peatones corriendo en pánico.
La alcaldía de Cali confirmó que el atentado dejó un saldo de 6 muertos y 65 heridos. Además, indicó en X que los organismos de la Administración Distrital están presentes en la zona afectada para continuar con la recuperación del espacio.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, responsabilizó a la “columna Carlos Patiño” y al Estado Mayor Central (EMC), ambas disidencias de las FARC, por los ataques. Según el mandatario, la explosión en Cali fue una reacción de Carlos Patiño a los operativos militares sostenidos en la zona del Cañón del Micay, conocida por sus cultivos de hoja de coca. Se informó que un hombre, conocido como “Sebastián” y perteneciente a esa disidencia, fue capturado por la comunidad en el lugar de la explosión.
Ambos grupos disidentes rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016 con la mayoría de las FARC, tras seis décadas de insurgencia. El atentado se produce en un contexto de reavivamiento de la violencia en el país, recordando los ataques contra políticos en las décadas de 1980 y 1990.
A principios de este mes, Colombia despidió al candidato presidencial conservador Miguel Uribe, de 39 años, quien fue asesinado a balazos por un sicario durante un acto de campaña en Bogotá.
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