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América Latina inicia un renacer ferroviario con interés de China

La aparición del ferrocarril y la expansión de su infraestructura marcó un punto y aparte en la movilidad de personas y mercancías. Sin embargo, su desarrollo no ha sido homogéneo en todo el mundo. Mientras Estados Unidos priorizó el transporte de mercancías, Europa, Japón y China se enfocaron en el movimiento de población. En América Latina, la situación es más compleja, pero se están llevando a cabo decenas de proyectos con una inversión significativa.

Dificultades del desarrollo ferroviario

Es erróneo hablar de América Latina como un solo ente, pero muchos de sus países comparten características, como una topografía complicada. La región cuenta con grandes obstáculos naturales, como montañas y selvas, que dificultan la construcción de infraestructuras. Además, la dispersión geográfica eleva los costos de conectar regiones más alejadas, lo que contrasta con las grandes llanuras de Europa o Estados Unidos.

Los problemas no son solo logísticos. Las prioridades en el desarrollo de las primeras redes ferroviarias no eran las actuales. Muchas líneas fueron diseñadas para conectar explotaciones agrícolas o mineras con puertos de exportación, en lugar de facilitar el transporte de personas y mercancías entre grandes ciudades. Esta falta de planificación ha llevado a la creación de sistemas inconexos, poco útiles para el transporte interno. La privatización, conflictos políticos y la debilidad estatal han fragmentado los planes originales, dificultando el desarrollo a largo plazo.

América Latina inicia un renacer ferroviario con interés de China
*Imagen referencial generada por IA.

Cambio de rumbo en el sector ferroviario

Países como Argentina, México y Brasil experimentaron un auge ferroviario a principios del siglo XX, pero muchos sistemas entraron en declive tras ese periodo. Sin embargo, actualmente se están gestando cambios significativos. Un ejemplo es el Tren Maya, un proyecto turístico en México que busca revitalizar antiguas rutas y fomentar el turismo sin complicaciones logísticas. Además, la administración de Claudia Sheinbaum planea implementar 3.000 kilómetros de vías para el transporte de pasajeros, conectando ciudades del interior de México con Texas y Arizona.

En Argentina, se están invirtiendo 16.000 millones de dólares en la modernización de vías, con financiación de CAF y empresas chinas. Otros países como Chile, Perú y Colombia también están avanzando en sus proyectos de modernización ferroviaria, destacando la magnitud de las iniciativas en Brasil.

Proyectos ambiciosos en Brasil

Brasil tiene 50 proyectos ferroviarios planificados que requieren una inversión de 81.600 millones de dólares. Entre estos, se encuentra un ambicioso plan para ampliar su red de transporte de 2.007 kilómetros a 4.500 kilómetros para 2054, un proyecto que se compara con el canal de Panamá, pero en el ámbito ferroviario.

Ferrovia Bioceánica

Uno de los proyectos más destacados es el Ferrovia Bioceánica, que busca conectar el océano Pacífico con el Atlántico, uniendo el puerto de Santos en Brasil con el de Bayóvar en Perú. Esta línea de 3.700 kilómetros atravesará Brasil, Bolivia y Chile, con el objetivo de transportar más de 10 millones de toneladas de mercancías al año, enfocándose en productos agrícolas y minerales estratégicos. Este proyecto también tiene un papel importante en el comercio entre estos países y facilitará el movimiento de mercancías hacia y desde China.

China juega un papel central en la financiación y concepción de este megaproyecto, lo que le permite posicionarse estratégicamente en la región. En total, América Latina tiene 155 proyectos ferroviarios en desarrollo, con una inversión estimada de 384.000 millones de dólares hasta 2050.

Retos y desafíos

Las estimaciones del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe indican que los costos de inversión están distribuidos de manera equitativa entre los países. Brasil necesitaría 81.600 millones de dólares, Colombia 74.200 millones, Perú 63.900 millones y México 63.200 millones.

Sin embargo, la construcción de estas infraestructuras enfrentará retos significativos, como las condiciones climáticas y la necesidad de una coordinación interestatal efectiva. En algunos casos, las obras han tenido que ser paralizadas debido a precipitaciones extremas y la geografía montañosa complicará aún más la construcción. A pesar de estos desafíos, se espera que algunos tramos comiencen a funcionar en 2028.

El desarrollo ferroviario en América Latina representa una oportunidad crucial para mejorar la conectividad y el transporte en la región, aunque el éxito dependerá de la capacidad de los países para superar los obstáculos existentes.

Fuente original: ver aquí