Estocolmo – En una decisión que reafirma el auge irreversido de la inmunoterapia oncológica, la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska anunció hoy la concesión del Premio Nobel de Medicina 2018 (aunque algunos medios han interpretado su repercusión como actual) a James P. Allison y Tasuku Honjo, por sus descubrimientos relacionados con la desinhibición del sistema inmunológico frente al cáncer. Sus hallazgos en torno a las proteínas CTLA-4 y PD-1 han marcado un antes y un después en la forma de tratar tumores.

El papel de CTLA-4

James Allison, de la Universidad de Texas MD Anderson Cancer Center, centró sus investigaciones en una proteína denominada CTLA-4 (antígeno 4 de linfocito T citotóxico), que actúa como un freno natural sobre las células T del sistema inmunológico.  En condiciones normales, CTLA-4 modula la activación excesiva de las células T para prevenir daños colaterales. Allison planteó la hipótesis de que si ese freno se bloqueaba, las células inmunitarias podrían activarse con mayor fuerza contra células tumorales.

En experimentos en modelos animales, Allison utilizó un anticuerpo para inhibir el efecto de CTLA-4, liberando la actividad de las células T contra tumores, lo que llevó en algunos casos a la regresión completa de los mismos. Este enfoque abrió el camino hacia lo que hoy conocemos como terapia con inhibidores de puntos de control inmunitario (immune checkpoint inhibitors).

El trabajo de Allison sentó las bases para el desarrollo del anticuerpo ipilimumab, actualmente utilizado en pacientes con melanoma metastásico, entre otros tumores.

Nobel de Medicina premia hallazgo clave contra el cáncer
*Imagen referencial generada por IA.

El descubrimiento de PD-1

Por su parte, Tasuku Honjo, de la Universidad de Kioto, identificó a principios de los años noventa una proteína reguladora del sistema inmune denominada PD-1 (programmed death-1).  Honjo demostró que PD-1 funciona también como un freno sobre la actividad de las células T, aunque mediante mecanismos distintos a los de CTLA-4.

Al bloquear PD-1 o su ligando PD-L1, es posible reactivar células T previamente “apagadas” o agotadas frente al microambiente tumoral, facilitando que reconozcan y destruyan células cancerosas. En numerosos ensayos clínicos, las terapias basadas en PD-1 han demostrado eficacia notable, con menores efectos secundarios en comparación con algunos tratamientos previos.

Un antes y un después en la inmunoterapia

Antes de estos descubrimientos, los intentos de utilizar el sistema inmunológico para combatir el cáncer habían logrado avances limitados, y la idea de “despertar” las células T frente a tumores agresivos se mantenía como una promesa lejana. Con las aportaciones de Allison y Honjo, esa promesa comenzó a transformarse en realidad clínica.

La estrategia de bloqueo de puntos de control inmunitario representa un cambio conceptual: no se trata de administrar agentes que ataquen directamente al tumor, sino de retirar las inhibiciones naturales que frenan la respuesta inmune antitumoral. Gracias a ello, se han logrado resultados en tumores antes considerados intratables, prolongando la supervivencia y, en algunos casos, logrando remisiones duraderas.

La revolución de la terapia de punto de control inmunitario

Hoy, la terapia de punto de control inmunitario se erige como una de las grandes revoluciones en oncología contemporánea. Al combinar inhibidores contra CTLA-4 y PD-1, se ha observado un efecto sinérgico que potencia la respuesta inmune frente al cáncer.

Estas terapias ya forman parte de los tratamientos estándar en diversos cánceres: melanoma, pulmón, riñón, vejiga, cabeza y cuello, entre otros.  Además, los efectos secundarios potenciales —derivados de una activación excesiva del sistema inmunitario en tejidos sanos— son objeto de estudio constante.

Este enfoque ha ampliado la concepción tradicional del tratamiento oncológico (cirugía, quimioterapia, radioterapia), agregando una nueva dimensión: la modulación de la propia defensa inmune del paciente como herramienta terapéutica.

Un hito en la lucha contra el cáncer

En su comunicado, la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska señaló que los hallazgos de Allison y Honjo constituyen un principio completamente nuevo para la terapia contra el cáncer, destacando su impacto transformador en la práctica clínica.

Al liberar las células inmunitarias de los frenos que las limitaban, estos investigadores han abierto el camino a tratamientos más precisos, menos invasivos y con posibilidades de curación en casos avanzados. Se estima que su trabajo ha salvado o prolongado la vida de innumerables pacientes alrededor del mundo.

Como resultado de estos descubrimientos, Allison y Honjo compartirán la suma del Premio Nobel y pasarán a la historia como pioneros de una nueva era en oncología.

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