Un joven de 19 años, Judah Cousin, residente de Cardiff, Gales, compartió su experiencia con la calvicie precoz, un proceso que comenzó a los 16 años y que, según sus propias palabras, “tomó el control de mi vida”. Su testimonio, publicado por BBC Mundo, describe el impacto emocional y social de esta condición.

El impacto de la calvicie precoz en la vida de Judah Cousin

Cousin relata cómo la pérdida de cabello lo llevó a aislarse de su entorno. Evitar situaciones donde el viento pudiera afectar su apariencia, la imposibilidad de nadar, e incluso la necesidad de ducharse varias veces para lograr un peinado perfecto, afectaron significativamente su vida diaria. Este esfuerzo por controlar su imagen incluso lo llevó a llegar tarde a su propia fiesta de graduación.

La experiencia fue descrita como “completamente agotadora”, marcada por la constante preocupación y la revisión obsesiva de su cabello. Inicialmente, se encontraba en “total negación”, documentando su sufrimiento a través de numerosos videos personales. La situación lo mantenía en un estado de constante ansiedad y control, limitando sus actividades y su vida social.

Calvicie precoz: un calvario que
*Imagen referencial generada por IA.

Sin embargo, el apoyo de sus amigos, quienes respetaron sus límites y le brindaron comprensión tras conocer su lucha, marcó un punto de inflexión. Esto le permitió explorar opciones de tratamiento sin la vergüenza que inicialmente sentía.

Opciones de tratamiento para la calvicie común

La calvicie común, o alopecia androgénica, es el tipo de pérdida de cabello más frecuente en hombres, generalmente comenzando entre los 20 y 25 años, según el Instituto Nacional para la Calidad de la Sanidad y de la Asistencia en Reino Unido (NICE). Esta condición es causada por una combinación de factores genéticos y hormonales, afectando inicialmente la parte frontal y lateral del cuero cabelludo, para luego extenderse a la parte posterior.

Si bien no existe una cura definitiva, existen diversas opciones de tratamiento. En Reino Unido, se encuentran disponibles el finasteride y el minoxidil, aunque no están cubiertos por el Servicio Público de Salud y pueden tener efectos secundarios. Otras alternativas incluyen sistemas capilares (pelucas, tupés, extensiones), productos de camuflaje como aerosoles de fibra pigmentada, y trasplantes capilares, estos últimos disponibles de forma privada, con un auge en los últimos años, incluso con pacientes que viajan a países como Turquía para acceder a la cirugía.

Experiencias personales: superando el estigma

Judah Cousin exploró diferentes opciones, incluyendo una prótesis capilar semipermanente, que utiliza con frecuencia. Su experiencia lo llevó a desear que otros puedan enfrentar la pérdida de cabello “sin vergüenza”. Actualmente, está trabajando en un filme que refleja sus vivencias, con la esperanza de desestigmatizar la calvicie.

Luke Shepherd, un maestro de escuela primaria de 34 años, comparte una experiencia similar. Al verse en un espejo y no sentirse a gusto con su imagen, decidió optar por una prótesis capilar, una decisión que considera le “cambió la vida por completo”. La presión social por mantener una apariencia perfecta, exacerbada por las imágenes idealizadas en redes sociales, lo llevó a buscar una solución para su malestar.

Xavier Rush, exjugador profesional de rugby, esperó a su retiro para someterse a un trasplante capilar, evitando así el posible “abuso” de sus compañeros. Su experiencia lo llevó a abrir un negocio en este sector, atendiendo a hombres que, al igual que él, buscan mejorar su autoestima. Rush destaca la disminución del estigma en torno a los trasplantes capilares, aunque reconoce la ansiedad que aún genera el procedimiento en muchos hombres.

Sharon Thomas, especialista en reemplazo capilar sin cirugía, señala que atiende a clientes de entre 17 y 80 años, con un 70% de ellos siendo hombres. Destaca la creciente demanda de prótesis capilares como una solución más rápida, económica y efectiva que los trasplantes capilares, ofreciendo una mejora inmediata en la autoestima de sus pacientes.

Las experiencias de estos hombres ilustran el impacto significativo de la calvicie precoz en la vida de los jóvenes, así como la creciente aceptación y las diversas opciones de tratamiento disponibles para quienes buscan recuperar su confianza y bienestar.

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