El inicio del nuevo curso político se ha caracterizado por la misma intensidad y asombro que marcó su conclusión el año anterior. A finales de junio, la atención estaba centrada en el Gobierno de Pedro Sánchez, que parecía estar al borde del colapso tras la caída de Santos Cerdán por un escándalo de corrupción. En la actualidad, la sorpresa se ha trasladado al ámbito de la derecha, donde Alberto Núñez Feijóo y Miguel Tellado han adoptado un estilo que recuerda al de Donald Trump e Isabel Díaz Ayuso. Recientemente, han pronunciado frases que han sorprendido incluso a sus propios compañeros de partido.
Un veterano parlamentario del Partido Popular (PP) ha expresado su preocupación: “Tengo la sensación de que ya no hay ningún límite, como Vox. Solo nos falta escupir a alguien del PSOE. Feijóo no vino a Madrid para eso”. Esta reflexión pone de manifiesto la inquietud que se vive en el seno del partido ante la radicalización de su discurso.
La ola ultraconservadora
Tras el asesinato del activista ultraconservador Charlie Kirk, el PP ha comenzado a adoptar el mensaje divisivo del presidente de Estados Unidos. La estrategia parece ser una respuesta a lo que el electorado conservador y las redes sociales demandan, considerando que Trump ha vuelto a la Casa Blanca. En las horas posteriores a la muerte de Kirk, Trump optó por culpar a la “izquierda radical” sin tener información sobre el crimen, una maniobra que Vox replicó para atacar al Gobierno español. Sin embargo, la reacción de Tellado, quien planteó un debate en redes sociales sobre la violencia política, sorprendió a muchos. “¿Qué pasaría en España si una persona de ultraderecha asesinara a tiros a un activista de izquierdas?”, se preguntó.

La escalada verbal del PP ha sido evidente, comenzando con Tellado, quien había afirmado que este curso “se empezará a cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió haber existido”. A esto se suma el insulto de Feijóo a Sánchez en Instagram, replicando la famosa frase de Ayuso sobre “me gusta la fruta”.
No hablar de los escándalos
Un dirigente del núcleo duro de Feijóo ha manifestado su preocupación por el ascenso de Vox en las encuestas. “Hemos dejado de conquistar votantes de centro y, encima, todo esto moviliza a los socialistas desencantados”, ha señalado. Esta estrategia de polarización parece ser un intento de replicar lo que Mariano Rajoy hizo con Pablo Iglesias entre 2015 y 2016, cuando Podemos se percibía como una amenaza para el PSOE.
El dilema que plantea Sánchez, “Abascal o yo”, busca desviar la atención de los escándalos de corrupción que afectan a su propio partido, como los casos de sus secretarios de organización, José Luis Ábalos y Cerdán, que están implicados en un escándalo de comisiones ilegales. Además, las investigaciones sobre su esposa y hermano también se suman a la presión sobre el Gobierno.
Las facilidades que pone el PP
La estrategia de Feijóo de emular a Vox y Trump está facilitando que Sánchez y sus ministros dirijan sus intervenciones hacia la crítica de su radicalización. En abril de 2022, Feijóo prometió una oposición moderada y la búsqueda de pactos de Estado, pero ha rechazado propuestas de Sánchez, como la reciente relacionada con los incendios forestales, a pesar de que el 75% de los españoles considera que es necesaria.
La simplificación del lenguaje político es una táctica común en el ámbito electoral. Un ejemplo de ello es la famosa frase de Ayuso en 2021, “comunismo o libertad”, que evitó abordar las muertes en residencias por COVID-19. Aunque no hay elecciones a la vista, todos los actores políticos están comenzando a construir sus narrativas.
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