Franco Bindi, abogado de 40 años, ha sido señalado por el Gobierno argentino en relación con una supuesta operación de inteligencia contra la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Conocido por sus conexiones en el ámbito de la política y los servicios de inteligencia, Bindi ha sido descrito como un “prostituto del poder” que ha trabajado con diferentes gobiernos, incluidos el kirchnerismo y el macrismo.
A pesar de no haber pertenecido formalmente a la SIDE, ha mantenido relaciones con el entorno de la inteligencia y ha sido vinculado con figuras internacionales como el expresidente boliviano Evo Morales y gobiernos de Rusia y Venezuela. Bindi ha negado las acusaciones y ha afirmado que el Gobierno está “desesperado”.
Su carrera comenzó en el estudio de su padre, un abogado laboralista, y se consolidó con casos mediáticos, incluyendo la defensa de Leonardo Fariña, un arrepentido en causas de corrupción. Sin embargo, su relación con Fariña se deterioró, y se ha visto envuelto en diversas controversias y acusaciones de espionaje a lo largo de los años.
En el contexto actual, Bindi se enfrenta a denuncias por su supuesta implicación en la filtración de audios que han sacudido al Gobierno, aunque aún no existen pruebas concretas sobre su participación en estas maniobras. Su vida profesional ha estado marcada por la ambigüedad y el secretismo, lo que ha generado tanto admiración como desconfianza en distintos sectores.
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