Keir Starmer se enfrenta a un inicio de curso político más inestable y complicado de lo esperado. La dimisión de la vice primera ministra y número dos del Partido Laborista, Angela Rayner, debido a un impago de impuestos que ha salido a la luz, abre una crisis con múltiples ramificaciones, en un momento en el que la popularidad del primer ministro británico está por los suelos entre los votantes de izquierda y la amenaza de la derecha populista es más fuerte que nunca.
Su salida ha acelerado la remodelación del Gobierno laborista que los analistas políticos anticipaban al final del verano. David Lammy, hasta ahora ministro de Exteriores, se convierte en el nuevo vice primer ministro y figura clave de Downing Street.
Rayner adquirió este año un apartamento en Hove, al sur de Inglaterra, por unas 800.000 libras (poco más de 920.000 euros), pagando un impuesto de Actos Jurídicos Documentados (Stamp Duty) de 30.000 libras (34.500 euros). Esta cantidad corresponde a una primera residencia, pero la ley británica exige un monto mayor si se trata de una segunda residencia. Rayner, querida por las bases más a la izquierda del partido y los sindicatos, enfrenta complicaciones debido a un fideicomiso asociado a uno de sus hijos.
La ley inglesa considera que la vivienda es propiedad de Rayner, quien debería haber pagado unas 70.000 libras (alrededor de 80.000 euros) en impuestos, casi el doble de lo que pagó por su nueva casa en Hove. Aunque Starmer inicialmente la respaldó, la situación cambió a medida que se aclararon los detalles de la asesoría fiscal que recibió, la cual no era tan confiable como se pensaba.
El informe del asesor independiente del Gobierno para Asuntos Éticos concluyó que Rayner no cumplió con sus obligaciones legales y con el código ministerial. En su carta de dimisión, Rayner admitió que no cumplió con los estándares más altos en su compra inmobiliaria.
La dimisión de Rayner crea un periodo turbulento para Starmer y el Partido Laborista, que debe iniciar un proceso de elección para el número dos del partido en un momento en que la corriente más a la izquierda busca mayor control sobre las decisiones políticas y económicas del Gobierno.
Starmer expresó en su carta de respuesta que Angela Rayner seguirá siendo una figura importante en el partido y que continuará defendiendo con pasión las causas que ha apoyado.
La presión sobre Rayner había aumentado considerablemente, con acusaciones de evasión fiscal y demandas de dimisión por parte de la oposición conservadora. Los medios de comunicación también pusieron en duda la credibilidad de los asesores fiscales que la ayudaron.
Remodelación del Gobierno
La dimisión de Rayner ha forzado una remodelación del Gobierno que se anticipaba desde el verano. Starmer necesita revitalizar su liderazgo y ya había realizado cambios en su equipo, incluyendo un nuevo secretario jefe y un nuevo director de Comunicación.
David Lammy, ahora número dos del Gobierno, también asumirá el cargo de ministro de Justicia. Yvette Cooper, ministra del Interior, ha sido recompensada a pesar de su controvertida gestión de la inmigración, siendo nombrada nueva ministra de Exteriores. Shabana Mahmood, hasta ahora ministra de Justicia, la sustituirá en Interior.
Lucy Powell, líder de los Comunes, ha sido relegada tras meses de descontento interno en la bancada laborista. Ian Murray, ministro para Escocia, también ha dejado el Gobierno.
El peso político de Rayner
Rayner había aprendido a colaborar con Starmer, aunque su relación no fue siempre buena. Su elección como número dos del partido la consolidó en su papel, y su historia personal de superación y compromiso con la política de izquierda resonaba entre las bases del partido.
Madre a los 16 años
En su carta de dimisión, Rayner recordó su trayectoria como madre adolescente y su lucha por mejorar su vida y la de sus hijos. Su historia personal ha sido clave en su conexión con el electorado y su papel en el Gobierno laborista.
Fuente original: ver aquí