La noche del 21 de junio, los padres del exfutbolista Erik Lamela, quienes se encontraban en su hogar en Carapachay, Vicente López, salieron hacia un cumpleaños y regresaron siete horas después. Al llegar, notaron que se había cortado la luz, pero no era un corte general, sino un corte intencionado realizado por una banda de ladrones para desactivar la alarma y las cámaras de seguridad.
Los delincuentes lograron robar un botín de US$380.000 y cinco relojes de lujo. Tras más de dos meses de investigación, la policía bonaerense detuvo a un sospechoso en un Volkswagen Suran gris, el mismo vehículo utilizado el día del robo.
José Luis Lamela, padre del exfutbolista, notó que algo extraño había sucedido al regresar a casa, ya que encontró un macetero en el suelo y la reja de una ventana barreteada. Al ingresar, se dio cuenta de que faltaba una mochila con el dinero de la venta de una propiedad en Mar del Plata, además de otros objetos de valor.
Las cámaras de seguridad de la casa de los vecinos registraron el paso de los delincuentes, lo que permitió a los investigadores reconstruir su trayecto. Los ladrones cortaron el suministro eléctrico primero y luego regresaron para llevar a cabo el robo.
El fiscal a cargo del caso, Gastón Larramendi, y los detectives de la Subdelegación Departamental de Investigaciones de Vicente López, lograron identificar a los sospechosos gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad y los lectores de patentes de la Municipalidad de Vicente López.
En la detención del sospechoso, se realizaron allanamientos en su domicilio, donde se encontraron varios objetos relacionados con el robo, incluyendo tres handys y varios relojes. Una mujer también fue arrestada por encubrimiento.
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