Al probar un nuevo teléfono, especialmente un Pixel, se espera que la principal novedad en las cámaras sea un sensor más grande, una lente más luminosa o un teleobjetivo. El Pixel 10 ha cumplido con estas expectativas al añadir un zoom óptico, una característica muy solicitada. Sin embargo, tras usarlo durante un par de semanas, he notado que lo que realmente ha cambiado la calidad de las fotos no ha sido una mejora en el hardware, sino una función de software.
Curiosamente, esta función ha logrado un impacto positivo a pesar de sus imperfecciones. El Pixel 10 no presenta un cambio radical en su hardware fotográfico, más allá de la cámara adicional, pero sí incluye una novedad que inicialmente consideré menor. La función “Camera Coach” se ha mostrado como una herramienta de ayuda interesante y completa. Aunque carece de un elemento clave, ha renovado mi paciencia a la hora de tomar fotografías.
Qué hace Camera Coach en la Cámara de Google
Camera Coach es una promesa de la inteligencia artificial, específicamente de Gemini. Se trata de un asistente integrado en la aplicación de cámara que analiza en tiempo real la escena y ofrece consejos para mejorar la toma. Es, en esencia, como un profesor de fotografía de bolsillo.
La idea detrás de esta función es excelente y su ejecución es casi igual de buena. Por ejemplo, si se apunta a una persona, puede sugerir alejarse para un retrato de cuerpo entero o utilizar la regla de los tercios para el encuadre. Si detecta un paisaje, puede proponer una panorámica o centrar la atención en un elemento específico.
Sin embargo, el problema es que no es completamente interactivo. Aunque reconoce la escena y hace sugerencias acertadas, no verifica si el usuario ha seguido sus consejos, lo que obliga a avanzar manualmente por cada paso. Esto limita su utilidad como herramienta de aprendizaje directo, pero también resalta su mayor virtud.
Lección inesperada: una IA imperfecta me enseñó sin quererlo
A pesar de sus limitaciones, Camera Coach me ha enseñado la importancia de ser paciente y resistir el impulso de capturar imágenes de manera impulsiva. En la era del “apuntar y disparar”, esta función me ha obligado a detenerme antes de pulsar el obturador, lo que puede resultar en una mejor fotografía.
- De documentar a observar. He aprendido a ser un observador en lugar de un simple documentalista, fijándome en los detalles que la aplicación sugiere.
- Más control. Al hacer una pausa, tengo más tiempo para ajustar parámetros como la exposición o elegir la lente adecuada.
- Menos fotos, pero mejores. Esta deliberación ha resultado en una galería con menos imágenes prescindibles y más fotos satisfactorias.
La ironía es que una función diseñada para asistir y automatizar ha logrado que el proceso de tomar una foto sea más natural, humano y consciente. La lección de Camera Coach puede ser que la mejor tecnología no es aquella que hace el trabajo por ti, sino la que te recuerda que eres tú quien mira a través de la lente. El Pixel 10 ha dejado una huella en mí, aunque no sé cuánto durará.
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