Saturación. Ese es, según el Gobierno, el motivo por el que la alta velocidad española no deja de acumular retrasos y averías. El aumento de frecuencias, nuevos competidores y las mismas vías son, según el Gobierno, las razones por las cuales los trenes españoles han tenido un año complicado.
289 trenes. En los años 90, “por la línea Madrid-Sevilla circulaban 6 trenes al día, por sentido. Hoy por el punto Torrejón de Velasco de la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla circulaban 289 trenes”. Con estas palabras, Óscar Puente, ministro de Transportes, se defendía de quienes le señalan que en los años 90 no existían los problemas de retrasos que hoy afectan a la alta velocidad ferroviaria en el país.
“Si había una incidencia en la infraestructura o en el tren, la repercusión era mínima. El tiempo que tardaba otro en pasar permitía solventar el problema. Hoy, cuando hay una incidencia, tienes 25 trenes en ambos sentidos en un radio de una hora. Por tanto, las afectaciones son mayores.”
La polémica. El tweet de respuesta de Puente surgió tras una interpelación en la que un usuario señalaba que en los años 90 se podía tomar un tren sin miedo a retrasos. La respuesta coincide con una nueva avería en la línea de alta velocidad del corredor andaluz, donde 261 pasajeros tuvieron que ser desalojados de un tren debido a un incendio en un vagón el pasado 30 de agosto, lo que provocó retrasos durante toda la tarde.
Sin embargo, el incendio no fue el único causante de los retrasos. Esa misma mañana, una avería en la infraestructura también provocó retrasos en los trenes, ya que mostraba una falsa señal de obstáculo en la vía. Pese a que antes de restablecer el servicio se sabía que este obstáculo no existía, los maquinistas debían detenerse para cumplir con el protocolo.
Un verano para olvidar en Andalucía. Los sucesos del 30 de agosto han sido los últimos de un verano problemático, pero no los únicos. A principios de julio, un tren estuvo detenido 13 horas en las vías, y sus pasajeros no recibieron asistencia de los servicios de emergencia en toda la noche.
Días más tarde, otro problema con una catenaria en Toledo volvió a provocar importantes retrasos en la misma línea de alta velocidad. Además, se tuvo que detener temporalmente el paso por uno de los túneles de la línea malagueña debido a goteras en una de las instalaciones, lo que había provocado desprendimientos.
¿Y Adif? La primera de esas incidencias parecía provenir de un tren de Ouigo que se desconectó de algunos sistemas de seguridad, lo que provocó la parada en cadena de otros cuatro trenes en la misma zona. Uno de los operados por Renfe, sobrecargado por la parada, sufrió un pequeño incendio en sus sistemas, quedando completamente detenido.
El problema afectó a más de 16.000 pasajeros, y desde Adif señalaron a la empresa francesa como causante del problema. Ouigo, por su parte, devolvió la acusación, argumentando que Adif no mantenía correctamente las instalaciones. Días después, se detectó un segundo problema en La Sagra (Toledo) que volvió a detener los trenes.
Más volumen de tráfico… El volumen de tráfico en la alta velocidad española se ha disparado en los últimos años. Por ejemplo, el día de la avería que dejó detenido a un tren durante 13 horas debían circular 30 trenes entre Madrid y Andalucía. Hace 30 años, ese volumen de tráfico era impensable.
Al tráfico de Renfe se suma la entrada de Ouigo e Iryo en las vías férreas españolas, lo que ha estresado las infraestructuras. Si hay más trenes, hay más posibilidades de sufrir un retraso, y también hay más probabilidades de que dicho retraso afecte a un mayor número de trenes.
Para ilustrar, en 1992, con la inauguración de la primera línea de alta velocidad, viajaron entre Madrid y Sevilla 1,3 millones de pasajeros. En 2024, esa cifra fue de 5 millones de pasajeros. En el corredor a Málaga se registraron otros 5 millones de pasajeros, y en toda España se movieron casi 40 millones de pasajeros en este tipo de trenes, según datos de la CNMC.
… pero una inversión insuficiente. Según elEconomista, la inversión de Adif en las infraestructuras es mayor que nunca. En 2025 se destinarán algo más de 681 millones de euros, mientras que en 2015 fue de 465,5 millones de euros. Sin embargo, se señala que, teniendo en cuenta su patrimonio, Adif gasta un 16% menos que hace una década.
En esa misma década, las vías férreas españolas han pasado de unos 31 millones de pasajeros a rozar los 40 millones, y el número de trenes se ha multiplicado con la entrada de Ouigo e Iryo. Todo indica que la inversión en las instalaciones es insuficiente y, sobre todo, llega tarde si se considera el aumento en el número de viajeros.
En 2021 se garantizaron inversiones hasta 2025 por valor de 21.000 millones de euros en Adif, pero esta partida no va dedicada enteramente al mantenimiento de las vías. Es decir, parece que se está realizando un mantenimiento “de emergencia” en líneas que están demasiado estresadas para el gasto que se había realizado en ellas.
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