A cualquier conductor le ha sucedido alguna vez que al buscar su coche se pregunta: “¿Dónde está mi coche?”. Este incidente es común y, aunque hoy en día hay herramientas como las aplicaciones de mapas para ayudar a recordar la ubicación, en los años 70 era más fácil olvidar dónde se había aparcado. Esto le ocurrió a Ion Tiriac, un deportista rumano que fue jugador de hockey sobre hielo en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1964 y luego se convirtió en un tenista profesional reconocido.
Un apasionado de los coches de lujo, pero con poca memoria
Ion Tiriac, conocido por su afición a los coches de lujo, posee una colección de aproximadamente 400 automóviles, todos exhibidos en un museo cerca de Bucarest, lo que lo convierte en uno de los coleccionistas más destacados de Europa. En una reciente entrevista, Tiriac compartió la historia de cómo olvidó que había adquirido un Ferrari F40 y lo dejó aparcado en un garaje de Múnich durante diez años.
Con una fortuna estimada en más de 2.200 millones de dólares, según Forbes, Tiriac se mudó a Montecarlo para continuar su carrera tras los problemas de viaje que enfrentaban los deportistas del bloque soviético en la Guerra Fría. Después de su carrera como tenista, comenzó a dar clases a la élite monegasca y a entrenar a otros tenistas, lo que le permitió entrar en contacto con el mundo de los coches de lujo.
Según Tiriac, su primer Ferrari le costó 700.000 dólares, aunque nuevo tenía un precio de aproximadamente 200.000 dólares. Sin embargo, su pasión por los coches no se correspondía con un lugar adecuado para guardarlos, lo que llevó a que su Ferrari F40 quedara olvidado en un garaje en Múnich.
Diez años después, el propietario del garaje, Mr. Becker, contactó a Tiriac para recordarle que su Ferrari seguía estacionado allí. Al darse cuenta de que había olvidado su coche durante tanto tiempo, Tiriac decidió venderlo, ya que no contaba con un lugar adecuado para almacenarlo y el vehículo necesitaba ser restaurado tras años de inactividad.
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