La Basella alba, conocida también como espinaca de Malabar, es una planta trepadora originaria de regiones tropicales. Se destaca por su rápido crecimiento y su capacidad para cubrir estructuras en poco tiempo, convirtiéndose en una opción atractiva para quienes buscan embellecer sus hogares.
Esta planta puede alcanzar hasta diez metros de longitud en semanas, lo que la ha llevado a ser elegida por muchos jardineros urbanos para crear sombra y aumentar la privacidad. Su follaje, compuesto por hojas carnosas de forma de corazón, es completamente comestible y se puede consumir en ensaladas, guisos y otros platos, aportando nutrientes como vitaminas A y C, hierro y antioxidantes.
La Basella alba se adapta bien a diferentes tipos de suelo y tolera el calor intenso, lo que facilita su cultivo. Es recomendable proporcionarle luz solar directa y riego frecuente para que crezca de manera óptima. Además, se reproduce fácilmente por esquejes, lo que permite expandir su presencia sin necesidad de adquirir nuevas plantas.
En cuanto a su floración, esta se produce cuando los días son más cortos y hay menos de 13 horas de luz, lo que puede ocurrir en otoño o principios de invierno en algunas regiones. Sin embargo, su crecimiento se ralentiza en climas fríos y puede detenerse por completo si las temperaturas caen por debajo de 10 °C.
La Basella alba destaca no solo por su belleza y utilidad en la cocina, sino también por su perfil ecológico, ya que al crecer verticalmente optimiza el espacio en viviendas pequeñas y favorece la biodiversidad urbana.
Cómo cuidar la Basella alba
- Luz: Prefiere el sol pleno, aunque tolera sombra parcial.
- Riego: Necesita humedad constante; el suelo debe mantenerse húmedo, pero bien drenado.
- Suelo: Rico en materia orgánica, con pH entre 6,5 y 6,8.
- Multiplicación: Se reproduce fácilmente por semillas o esquejes. Los tallos podados pueden replantarse directamente.
- Fertilización: Se recomienda abonar con nitrógeno cada dos semanas durante el crecimiento activo.
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